BIENVENIDA:
Hermanos, el pasado domingo, con la celebración de Pentecostés, hemos terminado la gran celebración festiva del Misterio Pascual de Cristo. Y hoy celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad: la confesión de nuestra fe en un solo Dios en tres Personas; el gran misterio que supera toda inteligencia humana.
—LITURGIA DE LA PALABRA:
1ª. LECTURA: (Dt 4, 32-34. 39-40)
Moisés intenta que le pueblo de Israel tome conciencia de la presencia concreta de Dios; un Dios que se acerca a un pueblo, que le habla, y sobre todo, que vino para buscarlo para sí en medio de otro pueblo.
SALMO RESP.: (32, 4-6. 9. 18-20. 22)
R. ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!
2ª. LECTURA: (Rm 8, 14-17)
Pablo nos manifiesta que por nuestra unión al Misterio Pascual de Cristo, somos verdaderamente hijos de Dios, al que podemos llamar con toda confianza: Padre.
EVANGELIO: (Mt 28, 16-20)
El Señor Jesús, antes de ascender junto al Padre, deja a sus Apóstoles, y en ellos a todos nosotros, la gran misión: hacer que todos los hombres y hasta el fin del mundo, se conviertan en sus discípulos.
HOMILÍA
—ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Queridos hermanos, glorifiquemos a Dios Padre que, por el Espíritu Santo, vivificó el cuerpo de su Hijo, para que su carne resucitada fuera fuente de vida para los hombres, y elevémosle esta oración humilde y confiada.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"PADRE, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN"
—Padre, te pedimos por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que siempre recibamos por ellos, la gracia de Jesucristo, el amor del Padre y el don del Espíritu Santo que producirán en nosotros la esperanza, una esperanza que no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, oremos...
—Te pedimos por nuestra Iglesia diocesana, para que en esta fiesta de la Santísima Trinidad, nuestro propósito sea un propósito sencillo y nada misterioso: intentar amar a Dios y al prójimo con el amor que Jesús de Nazareth nos amó., oremos...
—Te pedimos por nuestra patria, para que todos los que la habitamos, confesándote como único Dios en tres Personas, vivamos en la fe, en la esperanza y en el amor, oremos...
—Te pedimos por todos los enfermos, por los que sufren, los que están fuera de sus hogares, para que encuentren en nosotros una mano tendida que les ayude en sus necesidades y los anime a creer y a esperar, oremos...
—Te pedimos por toda nuestra comunidad, para que no sólo recemos al Dios Trino, sino que vivamos trinitariamente, en comunión de fe y amor con todos, considerándonos hermanos de todos y haciendo de este mundo la casa de Dios, oremos...
CELEBRANTE:
Padre compasivo y bondadoso, que por el amor que nos tienes enviaste al mundo a tu Hijo para salvarnos, recibe nuestra súplica y que la acción del Espíritu Santo en nosotros la convierta en realidad. Te lo pedimos por tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Al pedirle al Padre que santifique estos dones que ahora le presentamos, pidámosle que por ellos nos transforme en una continua oblación a Él.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Desde lo más íntimo de nuestro corazón, movido por el Espíritu Santo, surge ahora nuestra gozosa acción de gracias, porque el Padre nos ha mostrado su infinito amor en la obra Pascual de su Hijo.
—COMUNIÓN:
El Señor hoy nos ha revelado el gran misterio de la comunión trinitaria; nuestra comunión eucarística tiene que ser un vivo reflejo y una participación de ella.
Cantamos...
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
Nos despedimos cantando...
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