Dibujo realizado por: Fr. Félix Hernández Mariano ( descargar la imagen )
Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
NARRADOR: En aquel tiempo contaban los discípulos lo que les había acontecido en el camino a Emaús.
DISCÍPULO1: ¿Pero cómo no le conocisteis? ¡Vaya par de despistados!
EMAÚS: Eso pensamos nosotros después y ... ¡qué rabia! Hasta que no partió el pan, lo bendijo y nos lo dio, ¡estuvimos ciegos!
DISCÍPULO2: ¡Como si hubiese muchas personas igual al Maestro!
EMAÚS : El caso es que cuando nos dimos cuenta de quién era, corrimos, corrimos para venir a avisaros.
DISCÍPULO1: Pues os podíais haber ahorrado la carrera porque... ¡Nosotros ya sabemos que ha resucitado!
EMAÚS: ¿Sííí...? ¿De verdad?
DISCÍPULO2: ¡Claro que sí! Lo hemos visto dos veces.
NARRADOR: Mientras hablaban, se presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo:
JESÚS: ¡Paz a vosotros!
DISCÍPULO1: Ma..., ma..., Maestro ¿eres tú otra vez? ¿No serás un fantasma?
JESÚS: ¿Por qué os asustáis? ¿Por qué dudáis que sea yo de nuevo?
DISCÍPULO2: Es que... llegas y te vas tan rápido, ¡que pareces un fantasma!
JESÚS: Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Tocadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne, ni huesos como yo tengo. Vale, para que veáis que no soy un fantasma, dadme algo de comer.
NARRADOR: Y le ofrecieron un trozo de pez. Él lo tomó y comió delante de ellos.
DISCÍPULO1: ¿Te quedarás hoy un poco más?
JESÚS: Sólo un poco.
DISCÍPULO2: Maestro, ahora has resucitado y estamos contentos, pero ¿era necesario que padecieses tanto?
JESÚS: ¡Claro que sí! Os lo decía cuando estaba con vosotros.
DISCÍPULO1: ¿qué todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de ti, tenía que cumplirse?
JESÚS: Eso es.
DISCÍPULO2: ¡Claro! estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará al tercer día...
JESÚS: Y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
NARRADOR: Y dicho esto, Jesús, una vez más, desapareció de su vista.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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