ENTRADA
Hermanos, recorrido el camino cuaresmal nos acercamos, hoy, a la primera salida llamada Jerusalén, la ciudad santa.
Unidos por la fe a todos los cristianos del mundo queremos aclamar y proclamar a Jesús como nuestro Mesías, nuestro Rey y nuestro Salvador.
Procesionamos con palmas y ramos de olivo, con cantos y alegría a la casa del Señor y estrenamos la Semana Santa. Cristo está en medio de nosotros y actúa en nuestros corazones y nosotros revivimos su muerte y su resurrección y le gritamos: sálvanos.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Jesús, el siervo de Dios, abre nuestros oídos a la escucha del mensaje salvífico. Un oído abierto que no se escandaliza ni se avergüenza ante el sacrifico y la humillación que experimenta el siervo de Dios.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
Sólo el amor salva. Sólo ante Cristo el cristiano tiene que hincar las rodillas. Sólo a Cristo, el cristiano tiene que confesar como su Señor porque sólo él muere en cruz por nosotros.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
MONICIÓN A LA PASIÓN
Jesús entra en Jerusalén y es aclamado como el Enviado de Dios.
Este mismo Jesús saldrá expulsado de Jerusalén para ser ejecutado extramuros.
Muchos personajes van a desfilar ante nosotros, pero Jesús es el hombre al que nosotros tenemos que mirar, seguir y amar.
Escuchemos el relato de la Pasión.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos por la Iglesia, extendida por toda la tierra, para que ponga su confianza y su seguridad sólo en Jesucristo.
Oremos por los gobernantes de las naciones para que su prestigio y su ambición se vuelquen en servicio y en preocupación por crear un mundo más solidario, más justo y más en paz.
Oremos por los enfermos, los olvidados y los marginados de la sociedad para que experimenten la bondad de Dios y la ayuda generosa de los ricos y los privilegiados.
Oremos por nuestra comunidad parroquial para que aclame y sirva a su Rey y Salvador hoy y siempre.
Oremos por los niños y jóvenes para que con la ayuda de sus padres y maestros descubran a Jesucristo y su mensaje de amor y lo sigan.
Oremos por los que ya comparten la muerte de Cristo para que compartan también con él la gloria y la alegría de la resurrección.
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