10 marzo 2024

LAS PANCARTAS DE LA CALLE: 10 marzo

  Celebramos en este cuarto domingo de cuaresma el llamado Domingo “Laetare”, es decir “Alégrate” por la proximidad de la Santa Pascua. ¿Poseemos razones para la alegría? ¿Mirando a nuestro alrededor podemos sonreír, levantarnos o dar una ojeada con optimismo al futuro?

1.- Recientemente, en un estudio sociológico sobre España, nos hemos desayunado con que la práctica religiosa ha aumentado un 4%. Muchas lecturas se pueden desprender de esta publicación de datos. Entre otras que, las personas, necesitamos más profundas y auténticas razones para la esperanza. Que el entorno que nos presiona y nos maniata lejos de producir en nosotros un efecto de vida y de paz, nos conduce a todo lo contrario.

¿Dónde están nuestras fuentes de satisfacción? ¿En el circo en el que a veces se convierte nuestra vida? ¿En aquello que los tecnócratas diseñan para nuestro día a día?

2.- La Pascua, que asoma en la esquina de la santa cuaresma, nos brinda la luz de Jesucristo. Viviremos con pasión y devoción lo que, el ruido del día a día, nos impide disfrutar: la presencia de un Cristo que es salvación, redención o más allá.

Es extraño, por no decir imposible, caminar por una calle o una vía sin encontrarnos con una pancarta que no reclame, anuncie, convoque o no diga algo. Jesucristo en medio del caos es un estandarte de vida y de resurrección. Pero, para que así lo apreciemos, hemos de saber mirar en la dirección adecuada. ¿Qué nos impide contemplar, amar, celebrar y desear a Cristo?

3.- La Pascua, y no lo olvidemos, es el paso de Dios por medio de nosotros. Lo hizo en Navidad (de una forma humilde) y, de nuevo, lo realiza de un modo radical: nos ofrece la prueba de su máximo amor en cruz. ¿Quién busca a quién? ¿Buscamos nosotros a Dios o es Dios quien nos busca a nosotros? No lo dudemos, siempre, la iniciativa está en Él, viene de Él y en nosotros, tan sólo, reside la respuesta. ¿Qué le respondemos?

4.- Que en el sprint final de la cuaresma nos sintamos atraídos por la persona de Jesucristo. La Nueva Evangelización sólo será posible con cristianos evangelizados. ¿Cómo vamos a presentar como modelo de referencia a Jesús si, previamente, no lo sentimos en propias carnes? ¿Cómo vamos a proponerlo como blasón de tantos valores que hacen falta en nuestro mundo si preferimos enarbolar en nuestras manos cometas de colores, sin consistencia, volátiles o sin contenido alguno?

5.- Una vida sin Dios es un barco a la deriva, una embarcación sin ancla. La Semana Santa que llama a nuestra puerta puede ser una gran ocasión para llenarnos de entereza y de fortaleza. Para reconstituirnos por dentro y para sentirnos con capacidad, venida de lo alto, seguir adelante. Pero, también, para volver a las fuentes de nuestra fe. Para saber en qué creemos, en quién creemos y por qué creemos.

Es cuestión de levantar la cabeza, de no dejarnos despistar por otras banderas que no sean las de la fe y la confianza en Dios. Sólo así sentiremos que nuestra vida estará tocada por la resurrección y la vida que Jesús nos ofrece a su paso cerca de nosotros.

 

Javier Leoz

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