—BIENVENIDA:
Celebramos hoy el quinto domingo de Cuaresma, y en nuestro camino hacia la Pascua nos reunimos nuevamente para celebrar la Eucaristía. Que ésta nos ayude a conocer mejor a Jesucristo y a confiar en su fuerza liberadora, distinta y superior a las demás, tal como Isaías manifestaba al pueblo de Israel. Cuaresma es un tiempo de gracia en el que estamos llamados a renovar nuestra fe, a realizar un especial esfuerzo renovador.
Dios hoy se nos manifiesta como el que salva y libera a los hombres de sus esclavitudes; nos manifiesta su inmenso amor, expresado en el envío de su Hijo, no para condenarnos, sino para salvarnos, ya que Él siempre perdona al hombre arrepentido. Y hoy Jesús demuestra a sus interlocutores que sólo Dios tiene derecho a castigar a los pecadores y que lo que busca no es castigarlos, sino salvarlos.
—LITURGIA DE LA PALABRA:
1ª. LECTURA: (Is 43, 16-21)
"Con las palabras del profeta Isaías, la Iglesia nos introduce más profundamente en el sentido cristiano de la historia: los acontecimientos pasados son como una gran profecía. Dios conduce constantemente a su pueblo hacia la nueva Pascua."
SALMO RESP.: (125, 1-6)
R. ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!
2ª. LECTURA: (Flp 3, 8-14)
Sólo hay una cosa importante nos dirá san Pablo; escuchémoslo como la última llamada cuaresmal, en este domingo anterior a la Semana Santa.
EVANGELIO: (Jn 8, 1-11)
Hoy, el Evangelio pone ante nuestros ojos una de las escenas más conmovedoras de la vida de Cristo, y para la existencia de todo hombre. Nos muestra el perdón del Padre, que está esperando nuestro arrepentimiento y nuestro cambio de vida.
HOMILÍA
—ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Abiertos al espíritu penitencial de este tiempo cuaresmal, dirijamos al Padre nuestra plegaria común para que todos los hombres alcancen la liberación de Jesucristo.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"POR CRISTO, ESCÚCHANOS SEÑOR"
—Padre bueno, te pedimos que con el Papa Francisco, tengamos el coraje de caminar con la Cruz de tu Hijo, edificando la Iglesia sobre la sangre que ha derramado sobre la Cruz y confesando la única gloria: Cristo Crucificado, oremos...
—Te pedimos por nuestros obispos y todos los que ejercen en la Iglesia el ministerio de la reconciliación, para que nos muestren en tu Hijo y su Evangelio, que es el tiempo favorable para volver al Señor y morir al pecado para resucitar a una vida nueva, oremos...
—Te pedimos por nuestra patria, para que todos busquemos en verdad una sincera conversión de nuestras vidas, en la reconciliación y el perdón, oremos...
—Te pedimos por cuantos entre nosotros se sienten oprimidos o marginados, injustamente condenados o difamados, para que encuentren apoyo y esperanza en la justicia y en el amor fraterno de los cristianos, oremos...
—Te pedimos por todos los cristianos, para que, con un dolor sincero y humilde de nuestras faltas, hagamos el propósito firme de no volver a pecar, convertirnos, recibir tu perdón y participar de la resurrección de tu Hijo, oremos...
CELEBRANTE:
Escucha, Padre, al pueblo que celebra esta Cuaresma en la penitencia y en la renovación profunda de su fe; perdona nuestros pecados y atiende misericordiosamente esta oración confiada. Te lo pedimos por Jesucristo, que es nuestro Señor, y vive y reina por los siglos de los siglos.
—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Que nuestra ofrenda de hoy sea el compromiso de buscar el perdón de esas faltas nuestras que nos esclavizan y nos impiden vivir la auténtica libertad de los hijos de Dios.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Con el gozo de sabernos hijos de Dios, dirijamos al Padre nuestra plegaria eucarística. Porque en Jesucristo, en su muerte y en su resurrección, se nos ha abierto el camino de la liberación, el camino de la Pascua eterna.
—COMUNIÓN:
Acerquémonos a comulgar con el ferviente deseo de conocer más profundamente a Cristo y la fuerza de su resurrección; alcanzar la comunión con sus padecimientos, participando en su muerte para alcanzar también su resurrección.
Cantamos...
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
Nos despedimos cantando...
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