Éste es un tiempo para convertidos.
Tiempo de entrenamiento, ejercicio y lucha;
de mochila ligera y paso rápido.
Tiempo de camino y discernimiento,
de conversión y compromiso,
de prueba y encuentro
en el desierto, en la estepa, en el silencio.
Es tiempo de los proyectos de vida,
de las decisiones y desmarques;
a veces, de las transfiguraciones.
Tiempo de humanidad rota y divida
que anhela el paraíso o la tierra prometida.
Tiempo de tentaciones, tabores y conversiones,
traspiés, heridas y cegueras,
perdones, restauraciones y agua viva.
¡Todo en sólo cuarenta días!
Éste es el tiempo de las personas nuevas,
de las que han soltado el lastre
de ídolos secretos y falsas vanidades
y ya sólo anhelan misericordia
y abrazos del Padre.
Amén.
Florentino Ulibarri
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