ENTRADA
Hermanos, estrenamos, hoy, un tiempo nuevo en la liturgia de la Iglesia.
Es el tiempo de Adviento. Tiempo de espera y esperanza. Tiempo de la contemplación.
Los cielos se abrieron ya y el Justo vino a nuestro mundo. Jesús está entre nosotros y alimenta nuestra esperanza.
La Iglesia y nosotros los cristianos vivimos la intranquilidad de la espera de su segunda venida. Vivamos despiertos. El futuro es nuestro y de los que viven su vida fieles a Dios y fieles a sus quehaceres cotidianos.
Celebremos esta asamblea de hermanos con el corazón y el oído abiertos al Dios de las promesas. Entonemos el canto de entrada.
PRIMERA LECTURA
El profeta Isaías invoca a Dios y le pide que vuelva, que se haga presente en medio de su pueblo.
La Palabra de Dios es para nosotros un despertador que nos recuerda cómo es nuestra vida cuando Dios no está presente.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
SEGUNDA LECTURA
Hemos sido llamados a vivir en comunión con Jesucristo. El es nuestra riqueza y nuestra fuerza, nuestro apoyo y nuestra meta.
¿Cómo llenar la espera de su venida en gloria? Comunidad del Pilar mantente firme en la fe recibida y vívela con ilusión renovada cada día.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
EVANGELIO
¿Le asusta el futuro? ¿Cree que alguien le espera al final del camino?
La venida del Señor no tiene ni día ni hora. Despiertos, vigilamos y con fe esperamos la venida del amigo.
Este pueblo se reúne domingo tras domingo para preparar con amor la venida de su Señor.
Escuchemos la proclamación del evangelio.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos por la Iglesia universal y sus pastores para que su tarea sea fecunda y reavive la esperanza del pueblo de Dios.
Oremos por los gobernantes de las naciones para que intensifiquen sus esfuerzos por construir la paz y un mundo más justo y solidario.
Oremos por la comunidad del Pilar para que juntos preparemos la venida del Señor.
Oremos por nuestros enfermos, los presos, por los que no esperan nada y por los que llenan su espera en negocios sucios.
Oremos por los niños y jóvenes de nuestra comunidad que viven desorientados para que con nuestra ayuda encuentren el camino de Dios.
Oremos por nuestros difuntos y (nombres…) para que gocen de la presencia de Dios en la casa de la felicidad.
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