PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Celebramos hoy el domingo trigésimo primero durante el año, de este año litúrgico que ya va llegando a su fin. Y el Señor, como todos los domingos, nos congrega alrededor de su mesa para alimentarnos, para que demos testimonio con nuestras vidas, de ser verdaderos discípulos suyos, que la igual que Él, debemos convertirnos en servidores de nuestros hermanos.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
Hoy el Señor nos advierte sobre el peligro de lleva una doble vida, de buscar los puestos destacados, de pretender enseñar nuestra doctrina y no la de Él. Hoy Jesús nos pide revisar nuestras posturas íntimas, no buscando los primeros lugares, sino, como nos dirá en el Evangelio, humillarnos para ser realmente enaltecidos.
1ª. LECTURA: ((Mal 1, 14b—2, 2b. 8-10) (Ver texto)
En esta página del Antiguo Testamento leemos la severa advertencia de Dios a los sacerdotes que no observan la Ley, pero que se la imponen a los demás, poniendo de relieve lo que el Evangelio enseña..
SALMO RESP.: (130, 1-3) (Ver texto)
R. Señor, guarda mi alma en la paz junto a ti.
2ª. LECTURA: (1, 5b; 2, 7b-9. 13 ) (Ver texto)
Pablo centra toda su enseñanza en una sola cosa: el Evangelio. Nos manifiesta que el que enseña no tiene que transmitir su propia doctrina, sino la de Jesús.
EVANGELIO: (Mt 23, 1-12) (Ver texto)
Hoy Jesús, en el Evangelio, nos dice que el que se haga servidor de los demás, ése será el primero de todos.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Elevemos ahora, a nuestro Padre del Cielo, con toda humildad y confianza, estas peticiones, sabiendo que Él jamás deja de escucharnos..
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"PADRE, HAZNOS SERVIDORES DE NUESTROS HERMANOS"
v Padre, porque queremos que tu Iglesia y el Papa Francisco sea siempre el modelo de servicio para todos los hombres, sobre todos para los más pobres, te pedimos...
v Para que junto a nuestro obispo y nuestros sacerdotes podamos formar una Iglesia diocesana fraterna y solidaria, verdaderamente comprometida con los más necesitados, te pedimos...
v Porque queremos construir una nación en la que el bien común esté por encima de cualquier programa político o económico, te pedimos...
v Porque queremos que los pobres de este mundo vivan la esperanza de ser los dichosos de tu Reino, te pedimos...
v Porque queremos que nuestro permanente testimonio de fidelidad al Evangelio, sea el motivo para que los que se han alejado de ti, vuelvan al verdadero camino, al de tu Hijo, te pedimos...
CELEBRANTE:
Padre bueno, escucha favorablemente estos anhelos que hemos puesto en tu presencia, y concédenos que tu Espíritu nos ilumine para que sepamos buscar siempre, el único puesto de privilegio: un lugar en tu Reino. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Porque verdaderamente deseamos servir a Dios, a su Iglesia y a cada uno de nuestros hermanos, pongamos junto al pan y el vino, este deseo, para que Dios lo convierta en realidad..
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Al iniciar el momento más importante de nuestra celebración, demos gracias, con inmensa alegría, a nuestro Padre, que en su Hijo nos ha dado el verdadero modelo para alcanzar la vida eterna de su Reino.
COMUNIÓN:
El Señor hoy nos ha dicho que debemos hacernos servidores de los demás; en este mundo que nos empuja a buscar los puestos de privilegio, esto parece difícil, pero ahora Jesús nos invita a tomar fuerzas participando del verdadero alimento, que nos hace entrar en comunión con Él y con los hermanos.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que jamás me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Que el fruto de esta Eucaristía, sea el que cada uno de nosotros revise con sinceridad, las propias posturas y no creer demasiando rápidamente que los reproches de Jesús no van dirigidos a nosotros, sino que son sólo para los demás.
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