Primer Domingo de Adviento: El amor familiar
Para comenzar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se apagan las luces y se lee el texto de San Juan 3, 7-11:
Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios. Y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió a su Hijo único. A Dios nadie lo ha visto nunca, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros.
-Esta es palabra de Dios.
-Te alabamos Señor.
Oración: Que esta corona nos ayude a preparar los corazones de cada uno de los que formamos la familia para tu llegada el día de Navidad.
Vela: Encender la primera vela recordando qué significa penitencia, conversión de corazón.
Para reflexionar: Hacer la siguiente pregunta ¿Cómo hemos amado este año en nuestra familia? El que desee responder en alto, lo puede hacer.
Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada miembro de la familia dirá cuáles serán sus propósitos para mejorar y hará un compromiso para cumplirlos durante la semana.
Oración: Dios Padre, gracias por darnos una familia. Te pedimos que, ahora que comienza el adviento, en nuestra familia podamos demostrarnos el amor que nos tenemos y vivamos cada día más unidos. Te pedimos llenar nuestro hogar de tu amor divino. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.
Para cantar: "Ven, Ven, Señor, no tardes"
Ven, ven Señor no tardes;
Ven, ven Señor que te esperamos:
Ven, ven Señor no tardes;
Ven pronto Señor.
El mundo muere de frío,
el alma perdió el calor;
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.
Envuelto en sombría noche,
el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.
Al mundo le falta vida,
al mundo le falta luz,
al mundo le falta el cielo,
al mundo le faltas Tú.
Segundo domingo de adviento: La servicialidad en la familia
Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se enciende la vela del domingo anterior, se apagan las luces y se lee el Evangelio de san Marcos 10, 43.45:
No ha de ser así entre vosotros; antes, si alguno de vosotros quiere ser grande, sea vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos, pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos.
-Esta es palabra de Dios.
-Te alabamos, Señor.
Vela: Se enciende la segunda vela de Adviento.
Para reflexionar: Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: En nuestro hogar ¿cómo nos ayudamos unos a otros diariamente? Cada miembro de la familia, si lo desea, puede responder en voz alta la respuesta.
Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada quien dirá cual será su propósito a cumplir en la semana.
Para orar: Padre, que nos has dado una familia en la que todos nos ayudamos y somos felices, te pedimos bendecir nuestros trabajos y tareas de todos los días para que cumplamos con más ganas y alegría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los miembros de esta familia en nuestro hogar. Amén.
Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de las manos y rezan juntos un padrenuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.
Para cantar: Cantar la canción "Amar es entregarse"
Amar es entregarse olvidándose de sí
buscando lo que al otro pueda hacer feliz.
Qué lindo es vivir para amar
Qué grande es tener para dar
Dar alegría, felicidad
Darse uno mismo, eso es amar.
Si te amas como a ti mismo
y te entregas a los demás,
verás que no hay egoísmo
que no puedas superar.
Qué lindo es vivir para amar
Qué grande es tener para dar
dar alegría y felicidad
darse uno mismo eso es amar.
Tercer domingo de adviento: Ser mejor en familia
Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se encienden las dos velas de los domingos anteriores, se apagan las luces y se lee la lectura del Evangelio según San Mateo 5, 13-16:
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Para nada aprovecha ya, sino para tirarla y que la pisen los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad asentada sobre un monte, ni se enciende una lámpara y se la pone bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a cuantos hay en la casa. así ha de lucir vuestra luz ante los hombres, para que, viendo nuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos.
-Esta es palabra de Dios.
-Gloria a ti, Señor Jesús.
Vela: Se enciende la tercera vela de Adviento.
Para reflexionar: Después de la lectura anterior, se guardan unos minutos en silencio y se hace la siguiente pregunta: ¿qué hago yo para que mi familia sea mejor? Cada miembro de la familia puede responder en voz alta si desea.
Propósitos: Cada miembro de la familia puede decir cuál es su propósito durante la semana y se comprometerá a cumplirlo.
Para orar: Padre, en nuestra familia crecemos y aprendemos a ser mejores, te pedimos hoy que nos ayudes a ser una familia cristiana y ser un buen ejemplo para los que nos rodean, Te pedimos fuerzas para mejorar o cambiar lo que sea necesario de nosotros para que nuestra familia sea mejor cada día. Amén.
Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.
Para cantar: "Jesús ¿quién eres Tú?
Jesús ¿quién eres Tu?
tan pobre al nacer, que mueres en cruz.
Tú das paz al ladrón,
inquietas al fiel, prodigas perdón.
Tú, siendo creador,
me quieres a mí, que soy pecador.
Tú dueño y Señor
me pides a mí, salvar la Creación.
Jesús ¿quién eres Tú?
tan pobre al nacer, que mueres en cruz.
Tú das paz al ladrón
inquietas al fiel, prodigas perdón.
Tú, dueño y Señor
me pides a mi salvar la creación
Jesús ¿quién eres Tú?
Cuarto domingo de adviento: La presencia de Dios en nuestra familia
Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se encienden las tres velas de los domingos anteriores y se lee la lectura del Evangelio según San Mateo 7, 24-25:
Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será el varón prudente, que edifica su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre roca.
-Esta es palabra de Dios.
-Gloria a Ti Señor Jesús.
Vela: Encender la última vela del Adviento.
Para reflexionar: Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: ¿De qué manera se ha manifestado la presencia de Dios en nuestra familia durante el año? ¿Lo hemos dejado actuar o le hemos estorbado? Cada uno podrá responder si desea.
Propósitos: Después de la lectura anterior, cada uno de los miembros de la familia, dirá cuál es su propósito para la semana y se comprometerá a cumplirlo.
Para orar: Padre, que nos has dado una familia en la cuál te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir teniéndote siempre presente en nuestras vidas. Te pedimos que en esta Navidad nos regales el quedarte con nosotros en nuestros corazones y sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras familias. Amén.
Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de las manos para rezar juntos un Padrenuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.
Para cantar: "El camino que lleva a Belén".
El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió.
Los pastorcillos quieren ver a su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón.
Ropo pom pom, ropo pom pom.
Ha nacido en un portal de Belén
el Niño Dios.
Yo quisiera traer a tus pies
algún presente que te alabe Señor
más Tú ya sabes que soy pobre también,
y no poseo más que un viejo tambor,
ropo pom, pom, ropo pom, pom.
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