19 octubre 2023

Moniciones y Lecturas 22 de octubre de 2023 – XXIX Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A

 

Monición de entrada

Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Con mucha alegría les recibimos en la casa de Dios para celebrar la santa misa, en el vigésimo noveno domingo del tiempo ordinario.

Hoy la Iglesia celebra el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND), con el lema «Corazones fervientes, pies en camino», y nos recuerda la misión de evangelizar que todos los bautizados recibimos de Jesús.

La liturgia de este día nos da la ocasión para que meditemos sobre la siempre difícil conjugación de lo temporal y lo espiritual, del César y de Dios.

Comencemos esta celebración, orando por todos los misioneros del mundo. De pie, cantamos…

Moniciones a las lecturas

Monición única para todas las lecturas

Las lecturas de este domingo ponen ante nuestra mirada que Dios es el único Señor de la historia. Así lo expresa Isaías haciendo una lectura religiosa de los acontecimientos que vivía Israel. En el evangelio, Jesús insiste en el señorío de Dios y, por lo tanto, en que ningún poder en la tierra es digno del culto que a él sólo hay que ofrecer. Los cristianos de Tesalónica, nos hace saber Pablo, son ejemplo de amor y esperanza en el Señor Jesucristo. Escuchemos atentos.

Moniciones para cada lectura

Monición a la primera lectura (Isaías 45, 1. 4-6)

Isaías presenta a un gentil que Dios ha escogido para dar salvación a su pueblo, para que todos, creyentes y paganos lo reconozcan como único Dios.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 45, 1. 4-6

Así dice el Señor a su Ungido, a Ciro,
a quien lleva de la mano:

«Doblegaré ante él las naciones,
desceñiré las cinturas de los reyes,
abriré ante él las puertas,
los batientes no se le cerrarán.

Por mi siervo Jacob,
por mi escogido Israel,
te llamé por tu nombre, te di un título,
aunque no me conocías.

Yo soy el Señor y no hay otro;
fuera de mí, no hay dios.

Te pongo la insignia,
aunque no me conoces,
para que sepan de Oriente a Occidente
que no hay otro fuera de mí.

Yo soy el Señor, y no hay otro».

Palabra de Dios.

Monición al salmo responsorial (Salmo 95)

La idea del Dios de Israel como único Dios también es confirmada por el salmo 95, al que nos unimos respondiendo:

Salmo responsorial: Salmo 95, 1 y 3. 4-5. 7-8. 9-10a y c

R. Aclamad la gloria y el poder del Señor.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. R.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente». R.

Monición a la segunda lectura (Tesalonicenses 1, 1-5b)

Durante cinco domingos leeremos otros tantos pasajes de esta carta de san Pablo a los cristianos de Tesalónica. Leemos hoy el saludo de Pablo, a quien se unen Silvano y Timoteo, y unas expresiones de acción de gracias por los valores que se ven en esa comunidad cristiana.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 1-5b

Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz.

Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones.

Ante Dios, nuestro Padre, recordemos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor.

Bien sabemos, hermanos amados en Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda.

Palabra de Dios.

Monición al Evangelio (Mateo 22, 15-21)

Las tres parábolas que leíamos en los últimos domingos tenían en su punto de mira a los dirigentes judíos. Hoy leemos el primero de los episodios de la trama que preparan para quitar de en medio a Jesús. Cantemos primero el aleluya.

EVANGELIO

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 15-21

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron:

—«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?».

Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:

—«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto».

Le presentaron un denario.

Él les preguntó:

—«¿De quién son esta cara y esta inscripción?».

Le respondieron:

—«Del César».

Entonces les replicó:

—«Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Presidente: Invoquemos al Señor, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, diciendo juntos: 

Señor, envía obreros a tu mies.

  1. Para que el Espíritu Santo asista a todos los obispos y sacerdotes de los países de misiones, les fortalezca en los momentos de adversidad y les asista en la conducción de sus jóvenes Iglesias hacia la madurez cristiana. Oremos.
  2. Por los hombres de todos los pueblos, religiones y culturas, para que, en su esfuerzo por encontrar a Dios, descubran con gozo que el Señor no está lejos de cada uno de ellos. Oremos.
  3. Por los pueblos que sufren por la pobreza, el hambre o las guerras, para que obtengan un mayor desarrollo y gocen dela paz, y así puedan recibir con mayor facilidad el anuncio del Evangelio. Oremos.
  4. Por todos nosotros, para que el Señor nos avive el corazón y nos empuje
    a trabajar en la salvación de todos los hombres y en el anuncio del Evangelio a todas las naciones. Oremos.

Presidente: Señor Jesucristo, que sabes lo que hay en el interior de cada hombre, y nos amas tanto que te has entregado por todos, escucha nuestra oración y haz que, imitándote a Ti, amemos tanto a nuestros hermanos para llevarles el Evangelio de salvación. Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén.

Presentación de las Ofrendas

Junto al pan y el vino, llevamos al altar, ante el Señor, a toda la humanidad, con sus logros y deficiencias, con sus posibilidades y necesidades, sobre todo, la necesidad de ser evangelizados.

Comunión

Es el momento de unirnos al mundo entero al compartir el banquete eucarístico. Acerquémonos a comulgar, orando por aquellos que aun no tienen ese privilegio de recibir el Cuerpo de Cristo porque todavía no lo conocen.

Final

La pregunta de Dios para todos hoy es: “¿A quién enviaré?. Después de terminar esta celebración es el momento de responder cono un firme: «Aquí estoy, envíame a mí», e ir al mundo a predicar el evangelio a quienes están alejados de Dios, comenzando por nuestros familiares y vecinos, a quienes podemos traer el próximo domingo a compartir con nosotros la Santa Misa.

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