Inicial.
Celebramos hoy la Eucaristía en la Solemnidad de Todos los Santos. No es día de tristezas, ni de muerte. Es día de alegría y esperanza. Es día de vida y vida en plenitud, porque nos alegramos con todos los que ya gozan de la presencia de Dios.
Hoy, además de celebrar a todos los santos conocidos, honramos de forma especial a la multitud de santos anónimos, algunos quizás de nuestra propia familia o amigos, que han vivido las bienaventuranzas, gozan ya de la presencia de Dios y son un estímulo para nosotros.
Primera Lectura.
La visión que narra el Apocalipsis es el ideal cristiano. Un mundo sin fronteras, ni divisiones, donde todos somos hermanos, hijos de Dios al que alaban y que se sienten redimidos por Cristo.
Segunda Lectura.
San Juan nos recuerda en su carta que, somos hijos de Dios y estamos llamados a ser como él, si seguimos el modelo que Jesús nos dejó.
Evangelio.
Escuchamos en el Evangelio el programa de vida para el cristiano: las bienaventuranzas. El Evangelio es Buena Noticia y luz para el que padece estas situaciones y estímulo para el cristiano para superarlas.
Puestos de pie cantamos aleluya.
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