¿DE DONDE VIENEN? ¿A DÓNDE VAN?
1.- Eran dos preguntas, que un niño, lanzaba a su padre cuando el pequeño contemplaba atónito y expectante, el paso de miles y miles de jóvenes que participan en un gran maratón.
El padre, cariñosamente lo cogió en brazos, lo puso en sus hombros y le contestó: “vienen desde muchos kilómetros atrás; y, mira hijo mío, van todos hacia aquel lugar donde les espera un premio”
El niño prosiguió: ¿y quiénes son papá? El padre, ya sin respuesta, se limitó a musitar: “son gente anónima hijo mío. Sólo en su casa los conocen. Nosotros hemos venido para aplaudirles y, si podemos, iremos poco a poco para verlos en la meta”
Esta parábola refleja perfectamente la Solemnidad de Todos los Santos. Una muchedumbre inmensa, de hermanos nuestros, que han desfilado por delante de nosotros sin otro objetivo que el llegar hasta el final de sus vidas con criterio de fe.
Unos, oficialmente, fueron subidos al pódium de la santidad. Otros, llegando más que de sobra hasta el colofón del itinerario, lo hicieron tan calladamente, tan humildemente que fueron obsequiados por el mismo Dios.
La festividad de todos los santos tiene aire de deportividad. Son hombres y mujeres que no se han quedado quietos. Que han ofrecido su cara por Cristo. Padres y madres, jóvenes y niños que, sin saberlo nosotros, hicieron de su vida un canto a Dios y un seguimiento constante a Jesús. ¿Escollos, zancadillas, traiciones? Ya lo creo que las tuvieron.
¡Corrieron! ¡Ya lo creo que lo hicieron! Fueron apoyándose y aleccionándose en los 8 mojones de las bienaventuranzas.
- Cuando les persiguieron: no se escondieron ni se echaron atrás
- Cuando sus nombres fueron difamados, pensaron que la memoria de los hombres dura muy poco. Que lo importante era el juicio de Dios
- Cuando fueron reclamados para llorar y compartir la mala suerte de algunos, no lo dudaron, y lejos de derramar lágrimas de cocodrilo o de echar migajas, se condolieron amargamente y se desnudaron en su bienestar por el bien de otros.
- Cuando fueron tomados por tontos, pensaron en que “los pobres de espíritu” son los que dan con la puerta que conduce hacia el cielo.
- Cuando tuvieron tentación de abandono, el horizonte de la fe les atraía de tal manera que, sin quererlo, se convirtieron a Dios con todo el corazón y con toda el alma
2.- La Fiesta de Todos los Santos es la fiesta del triunfo de aquellos que, han corrido y corrido, por la senda trazada por Dios. Tuvieron, por qué no decirlo, algún que otro defecto, pero la constancia y la lucha contra el cansancio, hicieron de ellos –no unos ídolos de madera- y sí unos modelos de referencia para vivir y estimular la fe de muchos hombres y mujeres.
En este día, miremos todos, un poco, hacia el firmamento. ¿No los veis? ¿No los sentís? ¿No los escucháis? Son, además de los conocidos y reconocidos por la iglesia, miles y miles de rostros santos; labios que proclaman la gloria de Dios; corazones que disfrutan amando al gran Amado; manos que vitorean con palmas en sus manos por haber llegado a un término al cual nosotros, con las pistas que ellos nos han dejado, estamos llamados a conquistar, disfrutar y visionar.
3.- Hermanos, como decía Leon Bloy, “el único día triste en la vida es aquél en el que nos resignamos a no ser santos”. Que esta solemnidad sea para nosotros una motivación para pasar de la mediocridad a la perfección; para desterrar el desencanto y, en cambio, optar por el afán de superación en nuestra vida cristiana.
Ojala, que cuando cerremos nosotros los ojos a este mundo, alguien –en el cielo o en la tierra– pueda interrogarse sobre nosotros: ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen? ¿Qué han hecho para ir tan de blanco y tan contentos?
Fiesta de Todos los Santos…y, lo bueno de todo ello, es que todos tenemos alguna semilla que otra de santidad. Intentemos descubrirla.
Javier Leoz
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