20 octubre 2023

Comentario Domingo XXIX de Tiempo Ordinario

 Oración preparatoria

Por tu bondad, Señor y Hermano Jesús: Concédenos escuchar tu Palabra con el corazón abierto y con nuestro ser entero orientado a Ti. Haz que nos sea luz en el caminar de nuestra vida, fortaleza en la lucha diaria, nuestro gozo en los sinsabores de nuestra existencia. AMEN.

 Mt 22, 15-21

«15Entonces, yéndose, los fariseos celebraron consejo sobre cómo cazarlo en alguna palabra.

16Y le envían a sus discípulos con los herodianos a decirle: “Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con verdad y que no te importa

17por nadie, porque no miras la condición de las personas. Así que dinos qué te parece: ¿es lícito pagar tributo al César o no?”.

18Pero Jesús, conociendo su maldad, dijo: “¿Por qué me tentáis? ¡Hipócritas! 19Mostradme la moneda del tributo”.

Pero ellos le presentaron un denario.
20Y les dice: “¿De quién es esta imagen y la inscripción?”.
21Le dicen: “Del César”.
Entonces les dice: “Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios”».

PALABRA DE DIOS

 

CONTEXTO

Después de las tres duras parábolas que Jesús dice a los sumos sacerdotes, ancianos del pueblo y fariseos (cf. Mt 21,23.45), comienzan las controversias de Jesús en Jerusalén. Comienzan con los fariseos, que en el evangelio de hoy proponen a Jesús una cuestión para pillarle (22,15-22); después vendrán los saduceos, con otra cuestión discutida: la resurrección de los muertos (22,23-33), y de nuevo intervendrán los fariseos, con el tema del mandamiento principal (22,34- 40). Todos estos relatos van preparando el durísimo capítulo 23, donde Jesús alerta a la gente y a los discípulos sobre los escribas y fariseos. La tensión continúa creciendo. La Pasión está próxima.

 

TEXTO

El v. 15 es como el título de toda la sección (que llega hasta 22,46) y muestra la perversa intención de los fariseos al entablar conversaciones con Jesús. La primera parte del evangelio (vv. 16-17) consta de la “captación de benevolencia”, un recurso retórico para atraerse la atención y buena disposición del interlocutor, en este caso de Jesús (v. 16) y la pregunta decisiva al Maestro (v. 17). La segunda parte (vv. 18-21) tiene varios pasos: una primera pregunta de Jesús con una acusación a sus interlocutores (vv. 18-19); una segunda pregunta de Jesús sobre la “prueba visual”, la moneda del tributo, que desenmascara a los adversarios (v. 20-21a), y el dicho final decisivo de Jesús (v. 21b). Sobresale la mala intención de los fariseos (cazar a Jesús), la calificación que este hace de fariseos, discípulos de fariseos y herodianos (hipócritas), el tema del tributo al César y, de manera extraordinaria, la sagacidad e inteligencia de Jesús, que toma la iniciativa y desarbola a sus contrincantes.

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• Los fariseos, mediante sus discípulos, hacen una pregunta-trampa a Jesús: si respondía afirmativamente, le acusarían de colaboración con el poder romano, al que los judíos odiaban por los impuestos y por su crueldad, y Jesús se haría impopular ante la gente. Pero si respondía negativamente, le acusarían de sedición y traición a Roma. Quizá a veces, o en ciertos temas, nuestro seguimiento tiene algo de “fariseo” cuando queremos tener la iniciativa respecto a Jesús o le ponemos en un brete para que él justifique posturas nuestras o para “salirnos con la nuestra”…

• Pero Jesús no se achanta y toma la iniciativa. Les ordena presentar una moneda de tributo y ellos se la muestran. Eso significa que la tenían, y así demuestran que pagan los impuestos y que ellos ya tenían respuesta para la pregunta que habían formulado. Jesús les desenmascara: los adversarios, al utilizar una moneda con los símbolos políticos y religiosos del poder romano, ¡han reconocido plenamente dicho poder! Siempre que Jesús lleva la iniciativa en nuestra vida aparece nuestro genuino modo de ser, que siempre debe ser articulado por y desde Él.

• No tiene nada de extraño que Jesús les invite en consecuencia a pagar los impuestos: les invita a hacer lo que ya hacen. Mas por eso, Jesús no respalda el deber de pagar impuestos a los romanos (o al poder). La verdadera respuesta de Jesús está en el v. 21c: devolver “lo de Dios a Dios”: todo pertenece a Dios, cielo y tierra, seres humanos, animales y cosas. La obediencia a Dios es el precepto de todos los preceptos, el que los abarca, sustenta y sobrepasa. Dios plantea una exigencia sin límites, que comprende todos los ámbitos de la vida. El pago al César es algo “penúltimo”, porque lo último es devolver a Dios lo de Dios. Dios es el Señor, no el “César” (el partido, el estado, el equipo, el negocio, incluso la Iglesia). ¿Cómo se manifiesta en nuestra vida dicha soberanía de Dios? ¿Cómo demostramos que en nuestra vida Dios es El Señor?

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

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