30 octubre 2023

1 DE NOVIEMBRE DE 2023 SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS.

 R I T O S    I N I C I A L E S


CANTO DE ENTRADA.

Todos unidos, formando un solo cuerpo, un pueblo que en la Pascua nació. Miembros de Cristo en sangre redimidos, Iglesia peregrina de Dios. Vive en nosotros la fuerza del Espíritu que el Hijo desde el Padre envió. Él nos empuja, nos guía y alimenta, Iglesia peregrina de Dios.


Somos en la tierra semilla de otro reino, somos testimonio de amor. Paz para las guerras y luz para las sombras, Iglesia peregrina de Dios.


SALUDO Y MONICIÓN.


ACTO PENITENCIAL.


GLORIA.

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.


ORACIÓN COLECTA.


LITURGIA DE LA PALABRA


PRIMERA LECTURA.

Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4. 9-14

 

Yo, Juan, vi después a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: «No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que sellemos en la frente a los siervos de nuestro Dios».

Oí también el número de los sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.

Después de esto vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con voz potente: «¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!». 

Y todos los ángeles que estaban de pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y adoraron a Dios, diciendo: «Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén». 

Y uno de los ancianos me dijo: «Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?». 

Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás». 

Él me respondió: «Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.  

                                     PALABRA DE DIOS


SALMO RESPONSORIAL.  Salmo 23.   

Antífona: Esta es la generación que busca tu rostro, Señor. 

 

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos.

 

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos.

 

Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación.  Esta es la generación que busca al Señor, que busca tu rostro. Dios de Jacob.


SEGUNDA LECTURA.

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan 3, 1-3. 

 

Queridos hermanos:

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él. 

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. 

Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.

                        PALABRA DE DIOS


ALELUYA.

Antífona: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados -dice el Señor-, y yo os aliviaré.


EVANGELIO.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo. 5, 1-12a.

 

En aquél tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. 

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. 

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. 

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

PALABRA  DEL SEÑOR


HOMILÍA.


CREDO.


ORACIÓN DE LOS FIELES.


LITURGIA EUCARÍSTICA


OFERTORIO.

Canto:

En este mundo que Cristo nos da, hacemos la ofrenda del pan.  El pan de nuestro trabajo sin fin y el vino de nuestro cantar.  Traigo ante Ti nuestra justa inquietud: Amar la justicia y la paz.


Saber que vendrás, saber que estarás, partiendo a los pobres tu pan.  (Bis)


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.


PREFACIO Y SANTO.


PLEGARIA EUCARÍSTICA.


RITO DE LA COMUNIÓN


PADRE NUESTRO.


RITO DE LA PAZ.


CORDERO DE DIOS.


COMUNIÓN.


Canto:

Bienaventurados seremos, Señor, seremos, Señor.


Seréis bienaventurados los desprendidos de la tierra; seréis bienaventurados porque tendréis el cielo.  Seréis bienaventurados los que tenéis alma sencilla; seréis bienaventurados: vuestra será la tierra.


Seréis bienaventurados los que lloráis, los que sufrís; seréis bienaventurados porque seréis consolados.  Seréis bienaventurados los que tenéis hambre de mí; seréis bienaventurados porque seréis saciados.


Seréis bienaventurados los que tenéis misericordia; seréis bienaventurados porque seréis perdonados.  Seréis bienaventurados los que tenéis el alma limpia; seréis bienaventurados porque veréis a Dios.


Seréis bienaventurados los que buscáis siempre la paz; seréis bienaventurados hijos seréis de Dios.  Seréis bienaventurados los perseguidos por mi causa; seréis bienaventurados porque tendréis mi reino.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.


Gracias, Señor, por venir a nosotros en esta comunión.


Gracias, por la vida y el ejemplo de tantos Santos que pones a nuestro lado, para que nos estimulen a vivir el camino de las bienaventuranzas.


Danos fuerza para ser sembradores de paz.  Haznos valientes para luchar contra toda situación de marginación, injusticia, hambre, pobreza.


Transforma nuestro corazón egoísta en un corazón misericordioso, que acoge, que consuela, que llora.


Gracias por llamarnos a ser santos y darnos tu apoyo constante para conseguirlo.


ORACIÓN.


RITO DE CONCLUSIÓN.


BENDICIÓN Y DESPEDIDA.

Canto.

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor.  Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor.


Juan vio el número de los redimidos.  Todos adoraban al Señor.  Unos oraban, otros cantaban.  Todos alababan al Señor.


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