Por José María Maruri, SJ
1.- Cuando uno tiene que ver y comentar unas de las fotos de un álbum de boda parece que el tiempo no acaba nunca. Otra cosa es ver fotos antiguas de la familia: mamá y tía Nima en la playa, se bañarían con pamela, papa de quinto en la mili, los pocos días que estuvo porque no había uniforme a su medida y lo licenciaron. Aquellos eran otros tiempos… aunque luego más recientemente desapareciera el servicio militar obligatorio… Yo a los tres años vestido de gitana y con pendientes. Porque mamá esperaba niña y salí niño y tuvo que conformarse con la foto. Y mi hermano Miguel, de Pierrot.
Pues hoy el día del álbum familiar que pone a ante nuestros ojos nuestra Madre Iglesia que quiere que, en lo que cabe, no vivamos toda la vida huérfanos sin conocer a nuestro Padre Dios, que aunque en una fotografía vieja de color sepia desvaído sepamos de cómo es para encontrárnoslo lo sepamos reconocer.
Claro que enseñarnos a hijos ciegos la cara de nuestro Dios es como tratar de explicar aun invidente el azul del cielo. Que Dios es uno solo pero no es un solitario. Es uno pero es tres… total el azul para un ciego de nacimiento.
2.- De siempre ha habido fotógrafos curiosos, que llaman teólogos, que se han empeñado en dar vida a esa fotografía antigua y que nos la aclaran diciendo que esos tres en Dios son relaciones transcendentales o más claro aún nos hablan de las procesiones de las divinas personas… ¿clarísimo, verdad? monaguillos, cruz alzada, cura con bonete y una charanga de pueblo. Bueno como las procesiones de antes, de mucho antes
Los místicos no son profesionales, pero en las notas de sus visiones, uno como San Ignacio dice que vio tres teclas. San Juan de la Cruz, un río dividido en tres caudales y San Pablo tiene un fogonazo como aquello de “ni oído oyó, ni ojo vio…
3.- Y sin embargo son estos no profesionales, los místicos, lo que más se han acercado a dar color al desvaído sepia de las fotos viejas de Dios.
San Juan de la Cruz tiene estos versos
Como amado en el amante
uno en otro residía
Tres personas y un amado
entre todas tres había,
y un amor en todas ellas,
que un amante les hacía
y el amante es el amado
en que cada cual vivía…
Por lo cual era infinito
el amor que las unía,
un mismo amor tres tienen
que su esencia se decía,
que el amor cuanto más uno
tanto más amor se hacía
Con toda la oscuridad (para nosotros cegatos) de estos versos, tienen la lucidez de aquella frase de San Agustín. “entiendes la Trinidad, si vives en el amor”
4.- El que ama de verdad siente que con gusto se perdería en la otra persona, se disolvería gustoso en el otro como ser uno solo.
**es aquello de “serán dos en una sola carne, en un solo ser. Es la institución hindú que en el “Tú quien eres” que pregunta la novia encuentra la respuesta del novio “Soy Tú”
**Dios es amor y amor es darse, es entrega y unión y por eso Dios se abre en tres para unirlos en uno
**Dios es el amante de las tres personas y el amado de las tres. Son tres amantes y un solo amado porque todas se disuelven en ese solo ser que las atrae con su amor y las quiere convertir en Si misma, tendiendo a que cada una diga “Soy Tú”, sin dejar de ser cada una.
**Dios dejó su imagen trinitaria en el hombre y en la mujer que por amor deben llegar a ser uno sin dejar de ser dos.
Pues esta es la desvaída foto que nos muestra hoy nuestra Madre Iglesia. Es el rostro bendito de nuestro Dios que entre sombras de antigüedad nos deja entrever unos ojos llenos de cariño infinito que de desborda en si mismo y hacia los demás. Unos ojos en los que no cabe rencor, venganza, ni odio.
Conservemos esa bendita foto en nuestro álbum familiar aunque este desvaída, que un día cobrará su color y realidad.
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