—BIENVENIDA:
Hermanos, nos encontramos celebrando la Pascua, la gran fiesta cristiana; concretamente, celebramos el sexto domingo de este tiempo de verdadera fiesta, fiesta que expresa aquello que es más fundamental en nuestra fe.
La Pascua nos invita a unirnos a la vida nueva de Jesucristo, compartiendo su amor nuevo, caminando hacia el mundo nuevo que el Padre quiere para todos los hombres: y el Espíritu Santo es quien nos guía en este peregrinar hacia la Casa del Padre.
—LITURGIA DE LA PALABRA:
1ª. LECTURA: (Hch 8, 5-8. 14-17)
Escuchemos cómo va creciendo la Iglesia en sus comienzos, por su obra inspirada, dirigida y cumplida por ella, con el Espíritu Santo.
SALMO RESP.: (65, 1-3a. 4-7a. 16-20)
R. ¡Aclame al Señor toda la tierra!
2ª. LECTURA: (1 Pe 3, 15-18)
El Apóstol nos exhorta a defender nuestra fe, dando razón de nuestra esperanza, aún a costa de cualquier padecimiento.
EVANGELIO: (Jn 14, 15-21)
Jesús, en este pasaje del Evangelio, nos anuncia el envío del Espíritu Santo, que será quien nos guíe hacia el Padre.
HOMILÍA
—ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Y ahora, queridos hermanos, unidos a Jesucristo, firmemente arraigados en su amor, elevemos nuestra plegaria, humilde y confiada, a nuestro Padre del Cielo.
GUÍA: A cada una de las intenciones responderemos orando:
"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y ENVÍANOS TU ESPÍRITU DE AMOR"
—Señor, al pedirte por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que su vida sea el fiel reflejo de la resurrección y así los hombres descubran al único Salvador, te pedimos...
—Señor, al pedirte por nuestro obispo y nuestros sacerdotes, para que tu Espíritu los asista y fortalezca constantemente para guiarnos a formar una Iglesia diocesana que hoy más que nunca necesita testigos de la resurrección de tu Hijo, te pedimos...
—Señor, al pedirte por nuestra patria, para que todos los que la habitamos nos dispongamos a construir una verdadera nación en la que se terminen la injusticia, la opresión contra los pobres, la idolatría del dinero y del poder, te pedimos...
—Señor, al pedirte por toda nuestra comunidad, para que nos preparemos en profundidad a recibir el Espíritu Santo que nos guiará y nos dará la fuerza y el consejo oportuno y necesario para llevar a buen fin los sentimientos y la obra de tu Hijo, te pedimos...
CELEBRANTE:
Dios nuestro, Padre de todos los hombres, que por la resurrección de tu Hijo Jesucristo nos has dado una esperanza auténtica, derrama sin cesar sobre nosotros la fuerza del Espíritu Santo, para que seamos en el mundo testigos de tu amor. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Los primeros discípulos fueron verdaderos testigos y anunciadores de la Buena Noticia. Al presentar sobre el altar estas ofrendas, ofrezcamos al Padre nuestras vidas, para que Él las transforme de tal manera, que podamos ser también testigos y anunciadores de su Resurrección.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Elevemos la alegría de nuestro corazón en un canto de acción de gracias a Dios, que no sólo nos dio a Jesús, sino que nos dejó su Espíritu para que él no guiara hacia el Reino.
—COMUNIÓN:
"No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes". Con el recuerdo de estas palabras del Señor, participemos ahora de su Cuerpo. Él ha dado la vida por nosotros; nos ha elegido como amigos suyos. Que esta alegría nos dure siempre y nos haga vivir como hombres renovados.
Cantamos...
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
Nos despedimos cantando...
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