Solemnidad de María Auxiliadora
- 1ª lectura (Ap 12, 1-3a.7-12a.17): «Apareció una figura portentosa en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada de doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos».
- 2ª lectura (Gal 4, 4-7): «Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción».
- Evangelio (Jn 2, 1-11): «Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: -No tienen vino. Jesús le contestó: -Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los sirvientes: -Haced lo que él diga».
Ecos de la Palabra para jóvenes y comunidades
- El Señor nos ha regalado a nuestra madre Auxiliadora como modelo de santificación, como camino seguro hacia Jesús. Hoy en las lecturas que escucharemos, nos encontramos a María como reina de toda la creación, coronada por doce estrellas, vestida de sol y con la luna bajo sus pies, la cual por su fidelidad y disponibilidad al llamado de Dios, ha sido merecedora de este título.
- Este texto de San Pablo es, históricamente, el primero que hace mención de María y se encuentra en su carta a los Gálatas escrita, probablemente, en Éfeso en el año 54, durante el tercer viaje de su misión apostólica. Cuando María es escogida para ser Madre de Dios, también nosotros somos escogidos para ser hijos de Dios y poseer el mismo Espíritu de Jesús y, como Él, ser capaces de poder llamar a Dios: “¡Abba, Padre!”
- María se da cuenta de una carencia: la del vino. Hace de su descubrimiento una petición a su Hijo, no se lamenta simplemente, e invita a los sirvientes a escuchar esa Palabra de Jesús: «Haced lo que El os diga». ¿Cuál es el vino que nos falta en nuestro mundo? ¿El vino de la paz, el de la ternura; el vino de la fe, de la esperanza y del amor; el vino de la verdad…? Cuando faltan estos vinos, la vida se «avinagra». Surgen los intereses partidistas, los chanchullos económicos, las tonterías, la mentira como herramienta de comunicación, el relativismo moral, la violencia y el terror..
Proyecto de homilía
Don Bosco fue el gran impulsor de la devoción y el cariño a María Auxiliadora. Él no comenzó a utilizar el título de “Auxiliadora” hasta que ya habían pasado algunos años de su trabajo. Al principio, prefería llamar a la Virgen como “Inmaculada”.
Un acontecimiento fundamental fue la construcción de la Basílica de María Auxiliadora, en Turín. El 9 de junio de 1868 se consagró la Basílica. La historia de este templo es una sucesión de favores de la Virgen María. Don Bosco empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron tantos los milagros que María Auxiliadora empezó a hacer en favor de sus devotos, que en solo cuatro años estuvo terminada la basílica. El santo solía repetir: “Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen”.
Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Auxiliadora, y son tantos los favores que la Virgen concede a quienes la invocan con ese título, que esta devoción ha llegado a ser una de las más populares. San Juan Bosco decía: “Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros”, y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: “María Auxiliadora, rogad por nosotros”. Hoy la devoción se extiende por más de 50 países en los que hay un número elevado de grupos (800) y jóvenes.
Para el salesiano, la devoción a María Auxiliadora constituye uno de los rasgos distintivos de su espiritualidad, tal como acreditan las propias Constituciones Salesianas:
Para contribuir a la salvación de la juventud -la porción más delicada y valiosa de la sociedad humana-, el Espíritu Santo suscitó, con la intervención materna de María, a san Juan Bosco (Constituciones Salesianas, 1).
La Virgen María indicó a Don Bosco su campo de acción entre los jóvenes, y lo guió y sostuvo constantemente, sobre todo en la fundación de nuestra Sociedad. Creemos que María está presente entre nosotros y continúa su misión de Madre de la Iglesia y Auxiliadora de los cristianos. Nos confiamos a Ella, humilde sierva en la que el Señor hizo obras grandes para ser, entre los jóvenes, testigos del amor inagotable de su Hijo (Const. 8).
Don Bosco confió nuestra Sociedad, de modo especial, a María a quien declaró patrona principal (Const. 9).
Caminamos con los jóvenes para llevarlos a la persona del Señor resucitado, de modo que, descubriendo en Él y en su Evangelio el sentido supremo de su propia existencia. La Virgen María es una presencia materna en este camino. La hacemos conocer y amar como a la Mujer que creyó y que auxilia e infunde esperanza (Const. 34).
María, Madre de Dios, ocupa un puesto singular en la historia de la salvación. Es modelo de oración y de caridad pastoral, maestra de sabiduría y guía de nuestra Familia. Contemplamos e imitamos su fe, la solicitud por los necesitados, la fidelidad en la hora de la cruz y el gozo por las maravillas realizadas por el Padre. María Inmaculada y Auxiliadora nos educa para la donación plena al Señor y nos alienta en el servicio a los hermanos. Le profesamos una devoción filial y fuerte (Const. 92).
Con la ayuda de María, madre y maestra, el salesiano se esfuerza por llegar a ser educador pastor de los jóvenes en la forma laical o sacerdotal que le es propia (Const. 98).
Esto según Egidio Viganò, Rector Mayor de la Congregación y Familia Salesiana entre 1977- 1995 y uno de los mejores teólogos que hemos tenido, se transforma en una devoción cargada:
- optimismo, fundado en la esperanza; y vivido con osadía;
- sentido social, preocupado del Bien Común e interesado en el mundo del trabajo;
- ecumenismo, que es sentido de la Iglesia, y sentido de la Humanidad más allá de la Patria;
- romanidad, con filial adhesión al Papa y generosa docilidad al Obispo;
- acción, de vida apostólica incansable; realizada con humilde magnanimidad; y con prudencia realizadora.
José Luis Guzón, sdb
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