Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
TERCER DOMINGO DE PASCUA – “A”(Lc. 24, 13-35)
NARRADOR: ¿Queréis que os cuente una historia de Jesús?
NIÑOS: ¡Sí! ¡Sí! ¡Muy bien! ¡Estupendo!
NARRADOR: Es una historia que cuenta el evangelista Lucas. Y sucedió pocos días después de que crucificaran a Jesús…
NIÑO 1º: Le crucificaron los judíos.
NIÑO 2º: Le crucificaron los romanos.
NIÑO 1º: Sí, pero los judíos entregaron a Jesús a los romanos.
NIÑO 2º: Y dijeron de Él muchas mentiras.
NARRADOR: Bueno, bueno, no todos los judíos hicieron eso.
NIÑO 1º: Claro los más malos eran los «jefazos»: sumos sacerdotes y fariseos.
NIÑO 2º: Yo sé que cuando murió Jesús, sus amigos se escondieron porque tenían miedo. Pensaban que Jesús era el Mesías y no podía morir.
NIÑO 1º: Pero Jesús resucitó al tercer día. Y se apareció a María Magdalena. Pero los brutos de los Apóstoles no la creyeron cuando se lo dijo.
NARRADOR: Bien, bien, es estupendo que sepáis tantas cosas de Jesús, pero… ¿y mi historia?
NIÑOS: ¡Vale, vale, cuéntanosla!
NARRADOR: Os iba diciendo que por aquellos días, dos amigos de Jesús caminaban hacia Emaús. Era éste un pueblecito que está a unos kilómetros de Jerusalén. Iban hablando de las mismas cosas que habéis hablado vosostros. Entonces vieron a un hombre que se puso a caminar a su lado.
NIÑO 1º: ¿Era un fantasma?
NARRADOR: ¡Qué va! Era… un hombre normal. Les preguntó de quién hablaban y casi se enfadaron con él.
NIÑO 2º: ¿Por qué?
NARRADOR: Porque no parecía saber nada de Jesús, y par ellos Jesús era muy importante. Entonces le contaron todo lo que había pasado.
NIÑO 1º: ¿Y qué dijo el hombre?
NARRADOR: El hombre les explicó lo que decían de Jesús las Escrituras, que cuentan la historia del pueblo de Dios.
NIÑO 2º: Seguro que los amigos de Jesús estarían felices escuchándole.
NARRADOR: Tan felices que, como ya atardecía y llegaban a Emaús, le invitaron a cenar con ellos.
NIÑOS: ¿Y se quedó?
NARRADOR: Pues sí. Y al bendecir el pan y repartírselo, se dieron cuenta… ¡Era Jesús! Entonces… desapareció.
NIÑO 2º: Pero… ¿Cómo es posible que no le reconocieran?
NARRADOR: Estaban tan convencidos de que lo habían visto muerto, que no dudaban que todo había acabado para Jesús. Pero el caso es que los dos amigos se pusieron muy, muy contentos de haber visto a Jesús. Y corrieron otra vez a Jerusalén a contárselo a todos.
NIÑOS: ¿Y le creyeron?
NARRADOR: Esta vez sí, porque Jesús también se había aparecido a Pedro.
Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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