25 abril 2023

Moniciones y Lecturas 30 de abril de 2023 – IV Domingo de Pascua Ciclo A

 

Monición de entrada

Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Les damos una cordial bienvenida a la celebración eucarística de este Cuarto Domingo Pascua, en el que Jesús, como el Buen Pastor, hoy nos reúne para alimentarnos con su palabra y su Cuerpo y Sangre.

De las varias imágenes que en el Nuevo Testamento intentan describir quién es Jesús para nosotros, en este domingo cuarto de Pascua cada año se nos presenta a Jesús como el Buen Pastor.

Sabiendo que el Buen Pastor es quien nos convoca a este banquete, comencemos con mucha alegría esta santa misa con el canto de entrada.

Moniciones a las lecturas

Monición única para todas las lecturas

La liturgia de hoy está impregnada de metáforas sacadas del mundo pastoril. El salmo 22 describe el cuidado amoroso y atento de un Dios-pastor que guía a su pueblo para que no le falte nada. Y esa misma función la aplican a Jesús tanto la primera carta de Pedro como el evangelio. Ambos para recordarnos la admirable solidaridad de Cristo, que da su vida para que los suyos no anden como ovejas descarriadas ni sean víctimas de “ladrones y salteadores”. Pongamos mucha atención y dejemos que Palabra nos ayuda a comprender mejor el sentido de la Pascua de Jesús y su relación con nosotros, los creyentes.

Moniciones para cada lectura

Monición a la primera lectura (Hechos de los Apóstoles 2, 14a. 36-41)

Del discurso de Pedro el día de Pentecostés, que habíamos leído en gran parte el domingo pasado, escuchemos hoy su conclusión, que es también el resumen de todo el «kerigma» de Pedro en sus varios discursos. San Lucas nos lo relata en el Libro de los Hechos de los Apóstoles.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 14a. 36-41

El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra:

—«Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».

Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:

—«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?».

Pedro les contestó:

—«Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos».

Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo:

—«Escapad de esta generación perversa».

Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.

Palabra de Dios.

Monición al salmo responsorial (Salmo 22)

Alabemos al Señor con el Salmo 22, no tanto como eco a la primera lectura de hoy, sino por su sintonía con el ambiente de toda la celebración, con la clave central del Buen Pastor. Nos unimos al salmista diciendo:

Salmo responsorial: Salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R. 

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R. 

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R. 

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R. 

Monición a la segunda lectura (1 Pedro 2, 20b-25)

Desde la experiencia del sufrimiento, inevitable a causa de la confesión de la fe, san Pedro nos anima a la perseverancia poniéndonos como modelo a Cristo, a quien, para no perderle como pastor, hay que seguir sus huellas y no rehusar el sufrimiento.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 20b-25

Queridos hermanos:

Si, obrando el bien, soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas.

Él no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando lo insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario, se ponía en manos
del que juzga justamente.

Cargado con nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.

Sus heridas os han curado.
Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.

Palabra de Dios.

Monición al Evangelio (Juan 10, 1-10)

Del capítulo 10, que el Evangelio de san Juan dedica a desarrollar la comparación del Pastor y las ovejas, hoy leemos los primeros versículos, que nos hablan del auténtico «Buen Pastor» y lo que es capaz de hacer por sus ovejas.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús

—«Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:

—«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.

Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.

El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Opción 1

Presidente. El Evangelio de hoy nos ha invitado a confiar en Jesús. Pidámosle a Él con la seguridad de ser escuchados y respondamos todos:

Jesús, Buen Pastor, escucha nuestra oración

  1. Por la Iglesia, para que aprenda a descubrir las maravillas que
    Dios obra en el mundo. Oremos.
  2. Por el Papa, los obispos y los sacerdotes, pastores elegidos por Dios para guiar a su Iglesia en en la tierra, para que siempre sean verdadera
    puerta al Reino de los Cielos. Oremos.
  3.  Por los que gobiernan las naciones, para que, imitando a Jesús, el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, puedan desgastarse sirviendo a su pueblo sin escatimar esfuerzos. Oremos.
  4. Por los que sufren, especialmente por los enfermos, para que busquen en Jesús el sentido de su dolor y así puedan llegar a los pastos buenos que Él nos prepara a todos. Oremos. 
  5. Por todos nosotros, para que sepamos descubrir a Jesús cada día como el Buen Pastor que da la vida por nosotros, y como la puerta que nos lleva al Padre. Oremos.

Presidente: Señor que nos acompañas con tu bondad y tu gracia a lo largo de la vida, recibe la oración de tus ovejas que anhelan la vida en abundancia. Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Opción 2

A cada intención contestaremos diciendo: «Jesús Buen Pastor, escúchanos»

  1. Para que los pastores de la Iglesia conozcan bien a la grey a ellos encomendada, se acerquen a los alejados y estén dispuestos a dar su vida por su rebaño. Roguemos al Señor.
  2. Para que en el seno de las familias se cultiven los gérmenes de la vocación al ministerio pastoral y a la vida religiosa. Roguemos al Señor.
  3. Para que los gobiernos del mundo sigan la Imagen del Buen Pastor y conduzcan a los pueblos hacia el progreso en libertad. Roguemos al Señor.
  4. Por aquellos que sufren soledad y vagan por el mundo como ovejas sin pastor, para que puedan entrar por la Puerta que es Cristo al rebaño del Señor. Roguemos al Señor.
  5. Por los que formamos esta asamblea en torno al altar del Señor este domingo, para que nos mantengamos siempre unidos bajo la guía de nuestro único Buen Pastor. Roguemos al Señor.

Presentación de las ofrendas

Presentemos, con el Pan y el Vino, nuestra confianza puesta en el Buen Pastor.

Comunión

«Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante», dice el Señor. Ahora acerquémonos a comer de ese Pan que nos da la vida eterna.

Final

Confiados en que tenemos un Buen Pastor, y que con Él nada nos falta, volvamos a nuestros hogares a vivir lo que aquí hemos aprendido.

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