Buenos noches, días, tardes:
Queridos hermanos en Cristo y María, nos encontramos en el cuarto domingo de Pascua y este es el domingo del Buen Pastor. Cristo se autodefine como Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, para que éstas tengan vida y vida en abundancia.
Hoy la en Iglesia recemos por los sacerdotes, pero hoy más que nunca, es urgente orar al Buen Pastor por las vocaciones, por las que hay y para que surjan vocaciones del seno de nuestras familias. Con el gozo de sabernos acompañados por Jesús, nos ponemos de pie para empezar nuestra celebración.
Primera lectura: Hechos 2,14a.36-41
El apóstol Pedro pregona que Dios constituyó a Jesús: Señor y Mesías. Reconocer a Jesús, muerto y resucitado, como Señor y Mesías, lleva a la conversión de fe en Él y al bautismo en su nombre.
Segunda lectura: I Pedro 2, 20b-25
En su primera carta, san Pedro nos recuerda que hemos sido salvados por Cristo Jesús “por sus llagas hemos sido curados”. Pero se vale de la figura del Buen Pastor: “andaban descarriados como ovejas, pero ahora han vuelto al pastor y guardián de sus ovejas”. Caminemos tras sus huellas, aunque a veces, sean de sufrimiento y dolor. Escuchen hermanos.
Tercera lectura: Juan 10, 1-10
“Yo soy la puerta de las ovejas”. El texto de san Juan que a continuación escucharemos, denuncia a los pastores que no entran por la puerta del aprisco (corral), ladrones y falsos pastores y destaca que el buen pastor conoce y llama por su nombre a sus ovejas y va caminando delante de ellas. Cristo es la puerta por donde entramos a la salvación y a la vida. Pongan atención a este bello mensaje de hoy, pero antes entonemos el Aleluya.
Para la oración de los fieles:
A cada invocación, respondan, por favor: “Jesús Buen Pastor, bendícenos con abundantes vocaciones”
- 1. Para que la Iglesia goce de la necesaria libertad en la elección de sus pastores, roguemos al Señor.
- 2. Para que el pueblo de Dios tenga los pastores idóneos que necesita, roguemos al Señor.
- 3. Para que el nuevo Papa, los obispos, los sacerdotes, diáconos, religiosos y todos los que tienen alguna misión pastoral sigan las huellas de Cristo, Buen Pastor, que está en medio de nosotros como el que sirve, roguemos al Señor.
- 4. Para que los gobernantes, especialmente los nuestros, en sus deliberaciones y decisiones, estén siempre atentos a las necesidades de sus pueblos, recogiendo sus justas aspiraciones, roguemos al Señor.
- 5. Para que nosotros no nos cansemos nunca de orar por las vocaciones, por las que están y las que vendrán, para que sean puertas que abran el paso a Dios y para que sean buenos pastores para su pueblo, roguemos al Señor.
- 6. Para que todos nos sintamos responsables de la solicitud pastoral de la Iglesia, roguemos al Señor.
- 7. Para que podamos reconocer que la Santa Misa es el centro y cima de la vida cristiana, roguemos al Señor.
Exhortación final
El Señor es mi pastor, nada me falta:
En verdes praderas me hace recostar;
Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas;
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo
Porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
Me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia
Me acompañan todos los días de mi vida,
Y habitaré en la casa del Señor por años sin términos
(Salmo 22)
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