Sólo la espera serena
y la caricia del sol
lograron con su ternura
hacer del capullo flor.
Gracias por tu larga espera
y tu ternura, mi Dios,
por ellas he conocido
que eres más fuerte que yo.
Un corazón sin ternura
es como un día sin sol.
Ternura y misericordia
son dones tuyos, Señor.
María Isabel Pereda
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