Material para el Animador de la Palabra.
Domingo de la Pascua de Resurrección. 9 de abril de 2023.
1. AMBIENTACIÓN
Podemos colocar el cartel que se propone desde la Diócesis o, el cartel que se haya elaborado en la unidad pastoral, para este tiempo de Pascua.
Símbolos
Cirio pascual adornado con flores.
Flores en varios lugares del presbiterio
Recipiente con agua abundante y adornado con flores
Música ambiental para la acogida.
2. RITOS INICIALES
Monición. Hoy es el gran día de los cristianos, el “Día” con mayúscula, el día, de la experiencia entrañable y gozosa de la Resurrección. Ha nacido la mañana con un mensaje singular, inenarrable, algo nunca visto ni oído: CRISTO HA RESUCITADO, ¡ALELUYA! Verdaderamente ha resucitado el Señor. La noticia corre de boca en boca entre los creyentes. Es la noticia que da sentido a nuestra vida de creyentes, lo más decisivo del Evangelio. Celebrémoslo con alegría y comunión fraterna.
Canto:
Si en la comunidad donde se va a celebrar la Palabra, no ha habido celebración de la Vigilia Pascual, se pude hacer este pregón de Pascua:
PREGÓN PASCUAL
Que las orquestas y coros del Orbe entero canten el Aleluya
porque ha acontecido lo más grande
ha resurgido la Vida, ha renacido la Esperanza, ha vuelto la alegría.
La muerte a muerto a manos de la Vida.
Ha sido hoy, de madrugada;
un día que ya dura veinte siglos,
que no tendrá crepúsculo ni ocaso,
un día de fiesta sin cansancio, de alegría sin alboroto.
La causa hermanas y hermanos, está en Jesús de Nazaret,
un hermano y amigo singular
por el que Dios ha entrado de lleno en nuestra historia
para llenarla de redención, de vida y de esperanza.
Bien conocido de amigos y enemigos,
discutido, seguido y traicionado,
ha resucitado por amorosa decisión del Padre Dios.
y ha encendido de luz y de calor
el corazón de todos los creyentes.
Los primeros discípulos pudieron verlo
repleto de nueva humanidad,
Transparente, radiante y lleno de Espíritu.
Hermanas y hermanos,
con Jesús resucitado ya no podemos seguir igual,
con el Hijo de Dios redimiendo las entrañas de la historia
hemos de lanzarnos a ser servidores de la verdad y de la vida.
Dios cuenta con nosotros para esta tarea
y para gritar al mundo la Noticia más grande de todos los tiempos:
¡JESÚS VIVE! BENDITO SEA POR SIEMPRE.
Saludo. Hermanos y hermanas, bendíganos a Dios con glorias y aleluyas, porque Jesús vive y nos ha salvado,
Acto penitencial
Tú que has vencido la muerte: Señor, ten piedad.
Tú que eres la resurrección y la vida: Cristo, ten piedad.
Tú que elevas nuestra dignidad: Señor, ten piedad.
Gesto. Quien anima-preside, asperja a la asamblea.
Canto
Gloria (Siempre que sea posible, durante el gloria, se repican las campanas)
Oración. Señor Dios nuestro, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concédenos, al celebrar la solemnidad de su resurrección, que, renovados por el Espíritu, vivamos en la esperanza de nuestra resurrección futura. Por J. N.S.
3. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a las lecturas. Las lecturas que vamos a proclamar hoy recogen testimonios de la Resurrección de Jesús, acontecimiento fundamental no solo por lo que significa para la vida de Jesús, sino también por lo que simbolizo para nosotros, Entrar en la dinámica de la resurrección lleva consigo una lógica exigente: Buscar los bienes de arriba, no lo rastrero. Esta es la espiritualidad que la Iglesia intenta promover a lo largo de su historia.
Lecturas. Hch 10, 34a.37-43. salmo o canto. Clo 3,1-4. Secuencia y aleluya. Ju 20,1-9. Breve silencio
Comentario homilético. La experiencia de la resurrección es la experiencia cristiana por excelencia. Nuestra fe está vacía, sin fundamento ni contenido sólido, si no hemos sido impactados por la resurrección de Jesús. La verdad de la resurrección es la raíz de la fe cristina y del plan salvador de Dios.
Pascua es el gran paso hacia la vida. Un paso que precisa ser meditado y orado largamente para que podamos asimilar un don tan inmenso: Dios, nos ha regalado la Vida y Vida para siempre.
Resurrección es aspirar a los dones de arriba, alzar el vuelo, levantar la moral, dar la espalda a todo lo rastrero, respirar el aire puro del Espíritu que sopla en todas direcciones. Resurrección es mirar con ojos nuevos, amar con corazón evangélico; es creer, a pesar de los fracasos y de los sufrimientos que nos está dejando esta pandemia, es abrir un canino nuevo de esperanza y de luz, en medio de la bruma que produce el dolor por los que se han ido, y por los que han quedado en la cuneta del paro, o del desconcierto ante un futuro lleno de preguntas...
Los discípulos estaban aturdidos, encerrados, tal vez demasiado aplastados por la muerte del Maestro... Pero al amanecer del primer día de la semana María Magdalena tiene una experiencia sobrecogedora junto al sepulcro que está vacío: ¿Que ha pasado con Jesús? corre a comunicarlo: “Se han llevado el cuerpo del Maestro” ... y corren Pedro y Juan... y cuando llegó Juan, nos dice el Evangelio que vio y creyó...
¿Qué vio Juan para creer? ¿Qué experimentó? ¿Qué buscaba María Magdalena cuando fue al sepulcro al amanecer? Los primeros discípulos fueron experimentando que a Jesús resucitado no se le encuentra entre los muertos. Él es explosión vigorosa de luz nueva, de vida. A su lado se renueva el espíritu y crece la esperanza. Por eso el final de los hijos de Dios no es la muerte ni el sepulcro ciego, sino un amanecer lleno de luz, de resurrección, en comunión con Dios y con todos los que han pasado de la muerte a la vida.
Para vivir con hondura e intensidad este tiempo de Pascua, que acabamos de inaugurar, debemos de acoger el regalo de la Luz que nos da Jesús, y poder ser nosotros, individual y comunitariamente, luz en medio de la oscuridad y el dolor que nos ha dejado y, nos está dejando, esta pandemia, o, cualquier otro sufrimiento de nuestros semejantes... hermanos.
Esta luz, es como un estallido de entusiasmo y plenitud, pero también es un compromiso de honradez que ilumina nuestro interior y nos interpela para que vivamos como hijos de la Luz. Porque, creer en la resurrección acarrea consecuencias prácticas, incita a pronunciarse a favor de todo lo que es dignidad humana. Asumir la pascua cristiana es proponerse hacer el bien, como Jesús, y apuntarse al grupo de los testigos, de manera que el ímpetu del Evangelio se despliegue por todas partes.
Así, con la resurrección, vivenciada y proyectada desde la luz nueva, todo se transforma, rebrotan las ilusiones y el viaje de la vida adquiere un sentido nuevo, un valor incalculable, eterno. Silencio de interiorización
Renovación de las promesas bautismales. Hermanos y hermanas: por el misterio pascual hemos sido sepultados con Cristo para que vivamos una vida nueva Terminada la Cuaresma, renovemos las promesas bautismales:
¿Renunciáis al pecado como infidelidad a vosotros mismos, a los demás y a Dios;
¿Renunciáis a todo aquello que va en contra de los valores cristianos, para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
Sí, renuncio.
¿Renunciáis a todas las seducciones del mal, para seguir sólo las inspiraciones del Espíritu Santo?
Sí, renuncio.
¿Creéis en Dios Padre, Creador del cielo y de la tierra?
Sí, creo.
¿Creéis en Jesucristo, nuestro Señor, que murió, resucitó y está sentado a la derecha del Padre?
Sí. creo.
¿Creéis en el Espíritu Santo, en la Iglesia, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados y en la vida eterna?
Sí, creo.
Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos regeneró por el agua y el Espíritu Santo, nos guarde en su gracia para siempre. Amén.
Oración de los fieles
Te pedimos, Señor, por todos los miembros de la Iglesia, para que nuestro modo de vida despierte el deseo de ser como Jesús, roguemos al Señor.
Para que la buena noticia de la resurrección de Jesús afecte saludablemente a todos los aspectos de la convivencia humana, roguemos al Señor.
Para que los cristianos demostremos vida nueva, siendo solidarios con los más necesitados y haciendo felices a los demás, roguemos al Señor.
Te pedimos por todo el dolor de la humanidad, para que quede iluminado y acompañado en la perspectiva de tu Reino. roguemos al Señor.
Por todos los que viven de espaldas al Evangelio, para que lleguen a descubrir el inmenso valor que contiene, roguemos al Señor.
Y, por último, te pedimos por nosotros, para que la luz del resucitado nos llene de alergia, de fuerza y de compromiso fraterno, roguemos al Señor.
5. RITO DE COMUNIÓN
Monición. La comunión con Jesús resaltada en el bautismo, queda completada al compartir el pan eucarístico, el pan de la vida: “El que coma de este pan vivirá para siempre”, nos dice Jesús.
Reforcemos con la comunión la fe en Jesús resucitado.
Canto
Introducción al Padre nuestro
Te bendecimos, Padre, conductor de la historia.
Te reconocemos como compañero de camino
porque te sentimos junto a nosotros
disfrutando y padeciendo con todo lo nuestro.
A medida que comprendemos el misterio de la vida
estamos más orgullosos de que seas nuestro Dios.
Contemplando el reto de la tierra nueva,
celebramos el memorial de Jesús muerto y resucitado,
Redentor y Señor elevado a tu derecha.
Ahora te pedimos, Padre, que nos invada tu Espíritu
para que enterremos los miedos
y apartemos todas las nubes que nos impiden ver tu luz.
Jesús es para nosotros el regalo de tu amor,
la gran luz que ilumina nuestra vida y nos llena de esperanza.
Unidos a toda la creación y envueltos en tu luz nueva
te decimos con agradecimiento,
la oración de los hijos y hermanos: Padre nuestro....
Gesto de la paz
Distribución de la comunión
Acción de gracias
Jesús, has resucitado, estás vivo entre nosotros.
Estamos muy contentos contigo.
Esta comunidad te siente y te celebra.
Te agradecemos que hayas sido tan valiente y ejemplar.
Es una suerte haberte con conocido y poder seguirte.
Jesús, estamos orgullosos de Ti.
Eres digno de admiración y de aplauso.
Queremos ser como Tú: dar la talla como hijos de Dios,
pasar por la vida haciendo el bien...
Bendito seas por siempre junto al Padre.
Esperamos disfrutar contigo la plenitud del cielo.
6. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Dar sentido pascual a la vida de cada día.
Oración después de la comunión. (se toma del misal)
Bendición
Monición final. Hemos compartido con alegría la Resurrección de Jesús y lo que tiene de mensaje y de desafío. Animados por ella tenemos el deber de ser una Comunidad viva, entusiasta. Como testigos de lo que hemos celebrado, contagiemos este espíritu entre los vecinos y vecinas. Que la gracia y el amor de Dios nos acompañen ¡¡Aleluya!! ¡¡Aleluya!!
Canto final y despedida.
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