Oración
Señor Jesús: Tú eres la resurrección y la vida. Dinos a menudo como a Lázaro: levántate, vive, no te quedes bajo la losa, ni a media vida. Gracias porque nos concedes creer y confiar en Ti. Gracias a Ti:
- no hay ni enfermedad ni muerte que se resista a tu amor poderoso;
- no hay debilidad nuestra que se resista al poder de tu palabra de vida;
- no hay nada que hagamos que sea inútil, ni infecundo, ni absurdo; Desde Ti, nos ponemos en pie cada día.Desde Ti, nuestra debilidad se hace fuerte.
Desde Ti, nuestro cansancio se hace de nuevo aliento de vida.
Desde Ti, nuestro corazón herido se siente perdonado y sanado para la vida.
Jn 11, 1-45
«1Había un enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de Marta, su hermana. 2María era la que ungió al Señor con perfume y le secó sus pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo. 3Así que las hermanas enviaron a él a decir: ‘Señor, aquel a quien quieres está enfermo’. 4Al oírlo, Jesús dijo: ‘Esta enfermedad no es de muerte, sino para la gloria de Dios, para que sea glorificado el Hijo de Dios por ella’. 5Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. 6Cuando oyó que estaba enfermo, entonces permaneció dos días más en el lugar donde estaba.
7Al cabo de ellos, dice a los discípulos: ‘Vayamos a Judea de nuevo’. 8Le dicen los discípulos: ‘Rabbí, con que hace poco los judíos buscaban apedrearte, ¿y de nuevo vuelves allí?’. 9Respondió Jesús: ‘¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10pero si uno anda de noche, tropieza, porque la luz no está en él’. 11Dijo esto y añadió: ‘Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle’. 12Entonces le dijeron los discípulos: ‘Señor, si duerme, será salvado’. 13Pero Jesús lo había dicho de su muerte, y ellos pensaron que hablaba del descanso del sueño. 14Entonces Jesús les dijo con franqueza (parresía): ‘Lázaro ha muerto, 15y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos allá’. 16Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los condiscípulos: ‘Vayamos también nosotros para morir con él’.
17Así que cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. 18Betania estaba cerca de Jerusalén, como a unos quince estadios [3 kms.], 19y muchos judíos habían venido junto a Marta y María, para consolarlas por su hermano. 20Cuando Marta oyó que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María se quedó en casa. 21Y dijo Marta a Jesús: ‘Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. 22Pero aun ahora sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo dará’. 23Le dice Jesús: ‘Tu hermano resucitará’. 24Le dice Marta: ‘Ya sé que resucitará en la resurrección, en el último día’. 25Le dijo Jesús: ‘Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque muera, vivirá; 26y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?’. 27Le dice: ‘Sí, Señor, yo he creído que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que viene al mundo’.
28Dicho esto, fue y llamó a María, su hermana, y le dijo al oído: ‘El Maestro está ahí y te llama’. 29Cuando lo oyó, se levantó rápidamente y fue hacia él. 30Jesús todavía no había llegado al pueblo, sino que estaba en el lugar donde lo había encontrado Marta. 31Los judíos que estaban con ella en la casa y la consolaban, al ver a María que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí. 32Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies diciéndole: ‘Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto’. 33Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó 34y dijo: ‘¿Dónde lo habéis puesto?’. Le dicen: ‘Señor, ven y verás’. 35Jesús derramó lágrimas. 36Así que los judíos decían: ‘¡Mirad cómo le quería!’. 37Pero algunos de ellos dijeron: ‘Éste, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?’.
38Entonces Jesús, conmoviéndose de nuevo en su interior, va al sepulcro. Era una cueva y tenía puesta encima una losa. 39Dice Jesús: ‘Quitad la losa’. Le dice Marta, la hermana del muerto: ‘Señor, ya huele, porque es el cuarto día’. 40Le dice Jesús: ‘¿No te dije que, si crees, verás la gloria de Dios?’. 41Quitaron, pues, la losa. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: ‘Padre, te doy gracias por haberme escuchado; 42ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado’. 43Y dicho esto, gritó con fuerte voz: ‘¡Lázaro, ven afuera!’. 44Salió el muerto, atado de pies y manos con vendas, y envuelto el rostro en un sudario. Les dice Jesús: ‘Desatadlo y dejadle andar’. 45Entonces muchos de los judíos que habían venido donde María, viendo lo que había hecho, creyeron en él».
¡PALABRA DEL SEÑOR!
CONTEXTO
En el umbral de la Pascua, el relato de la resurrección de Lázaro es como un anticipo de la resurrección de Jesús. Resucitando a Lázaro, Jesús se revela como nuestra Resurrección y nuestra Vida, y nos revela que la última palabra sobre la realidad no la tienen la muerte ni el mal, sino el Padre que, por amor y fidelidad, nos resucitará a nosotros como resucitó a su Hijo Jesús. Este evangelio es el corazón de la sección quinta del evangelio, dedicada a la fiesta de la Dedicación (10,22-11,54). Esta sección comienza con el enésimo desencuentro de Jesús con los judíos (un “personaje” del evangelio de Juan) a cuenta de su identidad como Mesías e Hijo de Dios (10,22-40). En la parte central encontramos este largo episodio de la resurrección de Lázaro (11,1-44). Y la sección culmina con la decisión de matar a Jesús por parte de los sumos sacerdotes y fariseos (11,45-54).
TEXTO
El texto se compone de 5 partes: 1) Presentación de la situación: Lázaro está enfermo y sus hermanas, Marta y María mandan llamar a Jesús (vv. 1-6); 2) La conversación de Jesús con sus discípulos, en la que Juan utiliza otra vez el recurso del equívoco (vv. 7-16); 3) La llegada de Jesús y su encuentro con Marta (vv. 17-27); 4) El encuentro de Jesús con la otra hermana, María (vv. 28-37); 5) Jesús resucita a Lázaro: este signo suscita la fe de muchos judíos (vv. 38-45). El texto se articula en torno al tema de la gloria de Dios (vv. 4 y 40), manifestada en Jesús por medio de la resurrección de Lázaro. El segundo tema decisivo del relato es la fe: creer en Jesús. En la parte central (vv. 17-27) se encuentra la afirmación esencial del relato: YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA (v. 25).
ELEMENTOS A DESTACAR
Atención a los personajes del relato:
1) Lázaro: El amigo de Jesús y sus discípulos (v. 11) era especialmente querido por el Señor, como insiste el texto (vv. 3.5.36). Cuando Jesús llega a Betania, hacía cuatro días que Lázaro había muerto. El texto lo señala dos veces (vv. 17.39) para insistir en que estaba definitivamente muerto, según la consideración judía de que la muerte era definitiva a partir del cuarto día, cuando la corrupción del cuerpo empezaba a borrar los rasgos del difunto. Al final, Lázaro sale del sepulcro “atado de pies y manos”, como símbolo del poder del mal y de la muerte, que atenaza y paraliza. ¿Sientes que hay alguna losa sobre tu vida cuyo peso parece superior a tus fuerzas? ¿Necesitas ser sacado de algún sepulcro o liberado de algunas ataduras?
1) Lázaro: El amigo de Jesús y sus discípulos (v. 11) era especialmente querido por el Señor, como insiste el texto (vv. 3.5.36). Cuando Jesús llega a Betania, hacía cuatro días que Lázaro había muerto. El texto lo señala dos veces (vv. 17.39) para insistir en que estaba definitivamente muerto, según la consideración judía de que la muerte era definitiva a partir del cuarto día, cuando la corrupción del cuerpo empezaba a borrar los rasgos del difunto. Al final, Lázaro sale del sepulcro “atado de pies y manos”, como símbolo del poder del mal y de la muerte, que atenaza y paraliza. ¿Sientes que hay alguna losa sobre tu vida cuyo peso parece superior a tus fuerzas? ¿Necesitas ser sacado de algún sepulcro o liberado de algunas ataduras?
2) María: Está en el centro de los tres hermanos; es el personaje más conocido, debido al gesto que hizo con Jesús, narrado en Jn 12,1ss. Destaca el lugar de María: siempre “a los pies” de Jesús, escuchando su Palabra (Lc 10,39), postrándose ante Él (Jn 11,32), o ungiendo sus pies con perfume (Jn 12,1ss). María dirige a Jesús el mismo reproche que Marta, pero su primer gesto es la reverencia amorosa (se postra ante Jesús).
3) Marta: Sale hacia Jesús cuando se entera de que está cerca pero sus primeras palabras son una queja y un reproche: “Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. En el diálogo con Jesús, éste sondea la profundidad de su fe. Marta cree en la resurrección en el último día, como los fariseos. Al principio, su fe no es aún una fe viva en Jesús como aquel que puede resucitar y dar vida, porque Él mismo es la Vida. Después de la solemne afirmación de Jesús en el v. 25, sí. ¿Alguna vez, como Marta y María, has reprochado a Dios su ausencia? ¿Alguna vez le has dicho: “¿dónde estás?”, “¿dónde te escondes?” o “¿por qué tardas?”? Como María, ¿qué gesto de amor a Dios podrías hacer hoy? Como Marta, ¿cómo confiesas tu fe en Jesús, Vida nuestra?
4) Jesús: Se revela, en este evangelio, profundamente humano y divino. Su revelación solemne es: “Yo soy la resurrección”. En el evangelio de Juan, Jesús utiliza muchas veces la expresión “yo soy” para indicar que comparte la misma divinidad de Dios (su nombre en el AT es “Yo soy el que soy”): Jesús se revela: “Yo soy el buen pastor”, “Yo soy la puerta”, “Yo soy la luz del mundo”, “Yo soy el agua viva”, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, “Yo soy la vid”. La resurrección de Lázaro es un relato que quiere transmitirnos esta verdad: El Señor Jesús es el Señor de la Vida y nos resucitará. Junto a esto, Jesús se muestra entrañablemente humano: Jesús amaba profundamente a sus amigos, siente el dolor de la pérdida y llora la muerte de sus seres queridos. Otro aspecto importante es que Jesús reza antes de resucitar a Lázaro. El signo de la resurrección de Lázaro, como los demás signos del evangelio, tienen esta finalidad: “para que creáis” (Jn 11,15.42). ¿Crees en la resurrección de los muertos? ¿Crees en Jesús, Vida y Resurrección nuestra? Contempla a Jesús, profundamente conmovido por el sufrimiento de los otros: ¿Te dejas afectar así por el dolor ajeno? ¿Buscas hacer algo para “desatar” a “los lázaros” que encuentras en tu camino? ¿Eres consciente de que todo lo que haces lo hace Dios en ti? ¿Rezas para recordar que trabajas unido al Padre, como Jesús?
Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.
Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?
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