En medio de las tinieblas de nuestro mundo, Tú eres, Señor, una Luz que penetra y lo ilumina todo. Por eso te pedimos:
DANOS, SEÑOR, TU MIRADA
• Para que, como Iglesia, sepamos poner nuestra mirada compasiva y esperanzada sobre las realidades políticas, económicas, culturales y sociales del mundo en que vivimos.
•Para que los ojos del mundo se abran para poder ver, en las cosas y los seres, no sólo su utilidad a corto plazo, sino toda su gratuita belleza, que un mensaje de amor que Tú nos envías.
•Para que quienes, en su pobreza y sufrimiento, pasan desapercibidos y anónimos por no ser lo su cientemente importantes para ser vistos. Que su dolor sea un grito que nos despierte a los que estamos dormidos.
•Para que no cerremos los ojos ante las situaciones de pobreza y vulnerabilidad que nos rodean. Que rompamos el espejo de nuestra indiferencia.
•Para que nos atrevamos a mirar nuestro propio interior, sin miedo a las fragilidades que tenemos, y brote en nosotros una mirada justa y compasiva.
•Para que sepamos verte a ti, Señor, en todas las cosas y los seres, y tu Luz rompa la ceguera de nuestro corazón.
Abre, Señor, nuestros ojos y los ojos del mundo. Escúchanos y danos siempre tu luz y misericordia.
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