DOMINGO IVº DE CUARESMA
PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Celebramos hoy el cuarto Domingo de Cuaresma, el llamado domingo "Laetáre", que significa alégrate, regocíjate, y que es de una alegría pre-pascual, en medio del rigor de la Cuaresma, que nos invita a preparar "con fe viva y sincero fervor" las próximas fiestas pascuales.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
La palabra del Señor nos manifiesta hoy a Cristo, la Luz que ilumina a todo hombre, que lleva esa luz al género humano que caminaba en las tinieblas, ya que Él es la luz de los pueblos, que por medio del Bautismo nos hace participar de su luz, comunicándonos la fe; esa fe que significa mirar los acontecimientos de la vida con sus ojos.
En este relato del Antiguo Testamento se nos muestra la elección que Dios hace de quienes Él quiere atraer a sí para consagrarlos.
SALMO RESP.: (22, 1-6)
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
2ª. LECTURA: (Ef 5, 8-14)
Los cristianos, que antes eran tinieblas, se han convertido en luz, por lo que deben obrar como verdaderos hijos de la Luz.
EVANGELIO: (Jn 9, 1-41)
Escuchemos ahora a Jesús, que en el santo Evangelio se nos manifiesta como el Hijo del Hombre y Luz del mundo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Pongamos en manos de nuestro Padre del Cielo, esta súplica humilde y confiada, en la que, como verdaderos hijos, le pedimos que nos ayude a prepararnos para vivir el gozo de la alegría pascual que ya estamos pregustando.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y DANOS TU LUZ"
v Padre, porque queremos que la Iglesia, renovándose sin cesar por el Espíritu Santo, por su acción ella ilumine a toda la sociedad humana, te pedimos...
v Padre, colma con tus dones al Papa Francisco y a nuestros Obispos, y conserva en la doctrina de los Apóstoles a los fieles que les han sido confiados, y por ello te pedimos...
v Padre, que todos los habitantes de esta nación, anteponiendo el bien común a cualquier interés sectorial, nos dispongamos para, desde nuestra realidad, construir una patria fraterna, solidaria y laboriosa, desde los valores del Evangelio, te pedimos...
v Padre, al pedirte por los que se encuentran en situación límite y su necesidad es un fuerte clamor para nuestras conciencias, para que con verdaderas entrañas de misericordia, tengamos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, te pedimos...
v Padre, al pedirte que toda nuestra comunidad, reconociendo nuestra condición de ciegos, nos acerquemos con humildad a Cristo, y le pidamos que, desgarrando el velo de nuestro orgullo y sensualidad, nos abra los ojos para poder contemplar gozosos el esplendor de su gloria, te pedimos...
CELEBRANTE:
Padre bueno, te pedimos que escuches nuestra plegaria y nos concedas que todos encontremos en tu Iglesia, un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, a fin de que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Ofrezcámonos al Padre para hacer brillar de tal modo nuestra luz delante de los hombres, que ellos viendo nuestras buenas obras, lo glorifiquen.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Jesús nos trajo la luz y con ella el poder ser nuevamente hijos de Dios, por eso, demos ahora gracias nuestro Padre del Cielo.
COMUNIÓN:
Cristo nos dejó el mandato de ser luz del mundo, y se quedó en medio de nosotros, con su Palabra y con este sacramento de vida, para alimentar constantemente nuestra llama.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
La respuesta que hoy el Señor espera de nosotros, es que seamos verdaderos hijos de la Luz y nos preparemos adecuadamente, en este tiempo que nos queda de la Cuaresma, para vivir realmente con Cristo, el gozo de la alegría pascual.
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