* Que la ceniza que se nos ha impuesto nos ayude a abajar la cabeza, cultivar la humildad y nos haga conscientes de nuestros pecados y responsabilidades en nuestro momento personal, eclesial y social.
* Que este tiempo de Cuaresma sea para nosotros el inicio de un auténtico proceso de más dedicación a la oración, más autodominio de nuestras flaquezas y más generosidad y altruismo sin cálculo.
* Hacemos presentes a todos los que viven, muy a pesar suyo, “encenizados” por la crisis, el latrocinio de los desahucios injustos, la desatención, el paro, el hambre, la precariedad o cualquier otra suerte de infortunio,
* Pedimos a Dios que la ejercitación vigorosa de nuestras prácticas cuaresmales reactive en nosotros la fuerza de lo alto para ser hombres y mujeres de fe, de esperanza y de caridad, y luchemos por un mundo más justo y fraterno que realice el sueño de Dios para la humanidad.
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