Domingo después de la Epifanía. 1er Domingo Ordinario
Bautismo del Señor: El bautismo carta de identidad cristiana
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Litúrgicamente, el tiempo de Navidad termina hoy con la fiesta del bautismo de Jesús. Al bautizarse Jesús da fin al período de los cerca de treinta años de vida sencilla y trabajadora en el humilde pueblo de Nazaret y comienza su vida pública al servicio del Proyecto de Dios. El bautismo de Jesús, realizado por Juan Bautista en el Jordán, representa el comienzo de la predicación del proyecto alternativo del Reino de Dios por parte de Jesús y de realización de milagros, acciones, y hechos solidarios en bien de la gente necesitada. Demos gracias a nuestro Dios por permitirnos formar parte del pueblo que ha sido consagrado por el bautismo para vivir en el nuevo estilo de vida y en la libertad de las hijas e hijos del Dios de Jesucristo.
Primera lectura Isaías 42, 1-4. 6-7 (Miren a mi Siervo, a quien prefiero)
El segundo Isaías, profeta que realizó su misión durante el período del exilio de Babilonia (siglo sexto antes de Cristo), escribió cuatro poemas llamados por los estudiosos de la Biblia, los "cánticos del Servidor de Yavé". El que leemos hoy es el primero de éstos y descri¬be las cualidades que tendrá el verdadero servidor de Dios. La tradición cris¬tiana ha aplicado estos cánticos a Jesús, el Hijo predilecto de Dios.
Salmo Responsorial 28
Segunda lectura Hechos 10, 34-38 (Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu)
Con ocasión del bautismo de los primeros cristianos provenientes del judaísmo, en la ciudad costera de Cesarea Marítima, Pedro pronuncia un discurso en el que afirma que Dios no hace diferencia entre las personas, sean de la nación que sea. Lo que a Él le interesa es la práctica del amor y de la justicia. El ungió a Jesús para hacer el bien a todos y realizar una misión de liberación de todas aquellas personas e instituciones que habían sido esclavizadas por el diablo y sus seguidores.
Tercera lectura Mateo 3, 13-17 (Apenas se bautizó Jesús, vio que el Espíritu de Dios bajaba sobre Él)
Estando Juan Bautista bautizando en el río Jordán se presentó Jesús para ser bautizado por él. Al ser bautizado, Jesús recibe la confirmación de su misión por medio de la voz de Dios que se hace oír en el momento de su bautismo. Desde entonces, Jesús comenzará su misión de anunciar el Evangelio de Dios y a acompañar ese anuncio con acciones concretas de misericordia y de justicia en favor de las personas más débiles, necesitadas e indefensas. Escuchemos esta Buena Noticia, pero antes entonemos el Aleluya.
Oración Universal
- Para que todos los seres humanos acepten al Hijo enviado del Padre. Roguemos al Señor.
- Por todos los seguidores de Jesús, para que se distingan siempre por su amor a la paz, a la concordia, a la justicia, y al derecho. Roguemos al Señor.
- Para que aprendamos de aquellas personas que aún sin la luz del Evangelio han descubierto la necesidad de luchar por los derechos humanos. Roguemos al Señor.
- Para que todos renovemos nuestro bautismo: nuestra decisión de seguir a Jesús y comprometernos con su proyecto mesiánico de “implantar el Derecho en el mundo”. Roguemos al Señor.
Exhortación Final
Hemos celebrado la fiesta del bautismo de Jesús. Este significó el comienzo de su misión comprometida con la construcción del Proyecto del Padre. La Palabra de Dios nos ha invitado a revisar seriamente nuestros compromisos bautismales, para descubrir si realmente nuestra misión es parecida a la de Jesús. Ojalá que sigamos trabajando para vivir una fe en comunidad que realmente se comprometa con la creación de mejores condiciones de vida para las personas más necesitadas que viven en nuestras comunidades y para los que viven esclavizados por los vicios y la corrupción.
El bautismo de Jesús supuso el inicio de su actividad pública y el comienzo de su misión comprometida con la construcción del Reino de Dios. Por esto, Pedro, en la segunda lectura de hoy, resume en pocas palabras la vida y la misión de Jesús: "Pasó haciendo el bien y sanando a los dominados por el diablo" (Hch 10,38). Toda su existencia fue un proyecto de bien, de vida y de salvación para el pueblo de Dios.
Una tarea fundamental de la misión de Jesús es liberar a los dominados y tiranizados por el diablo. Jesús sabía que quienes se oponían al proyecto del bien eran precisamente el diablo y sus seguidores. Por eso, su misión consiste en liberar a esos hermanos de las garras del príncipe del mal y de sus discípulos.
Como bautizados tenemos que tomar conciencia que tenemos la misma misión de Jesús: hacer el bien e ir ayudando a liberar a los que se encuentran prisioneros de sus vicios y esclavitudes personales o esclavizados por aquellos que son seguidores del demonio: los que oprimen y pisotean a los débiles y a los empobrecidos.
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