Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Nos reunimos en este cuarto domingo de Adviento ya en vísperas de la Navidad. Es el momento especial de avivar nuestra fe como José cuando es visitado por el ángel.
Pidiendo la intercesión de la Madre de Dios para vivir mejor esta navidad, nos disponemos a iniciar la Santa Misa, de pie, cantando el canto de entrada…
Moniciones para las lecturas
Monición para todas las lecturas
El evangelista Mateo aplicó el oráculo del Emmanuel que hoy leemos en la primera lectura al nacimiento de Jesús. En él se cumplen las Escrituras de modo definitivo. Nuestra generación, que busca al Señor como la del salmista, lo puede encontrar en Jesús de Nazaret. Quien lo descubra tendrá que anunciarlo en todas partes con la misma valentía y decisión de Pablo. Con mucha atención escuchemos.
Monición para cada una de las lecturas
Monición a la primera lectura (Isaías 7, 10-14)
Del libro del profeta Isaías leeremos hoy un un importante texto mariológico inscrito en el contexto de la fe en las antiguas promesas y en un momento histórico en el que el pueblo de Israel vivía en una situación de amenaza política para la dinastía de David, dentro de la cual debería nacer el Mesías. El texto habla insistentemente de un «signo». Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 7, 10-14
En aquellos días, el Señor habló a Acaz:
—«Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Acaz:
—«No la pido, no quiero tentar al Señor».
Entonces dijo Dios:
—«Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial: Salmo 23
Dios mismo ha querido poner su tienda entre nosotros, ser nuestro «Emmanuel». Pero para que «su entrada» a nosotros sea cada vez más plena, nos pide «manos inocentes y corazón limpio ». Pidámosle esa gracia a Dios con el salmo 23 diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6
Monición a la segunda lectura (Romanos 1, 1-7)
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1, 1-7
Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios.
Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor.
Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús.
A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Mateo 1, 18-24)
El cumplimiento de la profecía que escuchábamos en la primera lectura, nos lo relata ahora San Mateo en su evangelio: esta profecía se cumple en Jesús, el Mesías, hijo de María y José, un padre adoptivo ejemplar, como lo escucharemos a continuación.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 18-24
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
—«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Opción 1
Presidente: El día de la salvación está ya cerca. Dirijamos, hermanos, nuestras súplicas a Dios Padre, por la intercesión de María, para que envíe pronto a su Hijo, nuestro Salvador, y haga florecer la justicia, la paz y el amor en nuestro mundo.
Digamos todos: «Señor Jesús, ven pronto»
- Para que en estos días que esperamos la venida de Cristo, la Iglesia, lena de gozo y consuelo divinos, anuncie a todos los pueblos su total liberación. Oremos.
- Para que el Papa, obispos y sacerdotes, anuncien el mensaje de salvación, como verdaderos precursores y enviados de Dios a evangelizar el mundo. Oremos.
- Para que los gobernantes de las naciones, especialmente los de nuestro país, busquen soluciones de paz, justicia y amor a los conflictos nacionales e internacionales, sobre todo en estos días cercanos a la Navidad.. Oremos.
- Para que la reconciliación y el perdón reinen en nuestros corazones y que, en la celebración de esta Navidad. las familias se encuentren reunidas y en paz. Oremos.
- Para que en estas fiestas navideñas el nuestro amor florezca y se traduzca en ayuda a los más necesitados. Oremos.
- Por todos los que estamos reunidos en esta celebración, para que preparemos en nuestra vida los caminos del Señor y se haga realidad su venida entre nosotros. Oremos.
Opción 2
Presidente: hermanos, a Dios que nos ama tanto, que estableció su morada entre nosotros, dirijamos nuestras oraciones, pidiendo por todos los hombres del mundo. Unámonos todos diciendo:
«Salvador de los hombres, escúchanos»
- Por la Iglesia, para que en los últimos días de Adviento siga preparando con más intensidad a sus hijos para la venida del Salvador. Roguemos al Señor.
- Por los que rigen los destinos de los pueblos, especialmente por los gobernantes de nuestro país, para que en el ejercicio de su deber practiquen la justicia y gobiernen con rectitud. Roguemos al Señor.
- Por los pobres de este mundo, los que sufren, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia los perseguidos por causa de la justicia para que en el fondo de su corazón puedan escuchar «dichosos vosotros» y confíen. Roguemos al Señor.
- Por quienes padecen necesidad en el mundo, para que el corazón de quienes tienen la bendición de contar con bienes económicos, se vuelva generoso y acudan en ayuda, sobre todo de aquellos que no tienen empleo, techo ni pan. Roguemos al Señor.
- Por esta comunidad, para que en los últimos días de Adviento logre la conversión de todos y puedan tener una vida digna de ser ofrecida a Jesús en esta Navidad. Roguemos al Señor.
Presidente: Señor, Dios nuestro, escucha las oraciones que tus hijos te hemos presentado y concédenos, según tu voluntad, lo que tú bien sabes que necesitamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Ofrendas
Queridos hermanos, con el Pan y el Vino ofrezcamos también nuestra vida. Todos cantamos la alegría de los bienes que el Señor nos permite utilizar en la vida cotidiana y que aquí son simbolizados en el pan y el vino.
Comunión
Cristo, el Hijo de María, se nos entrega y se nos da en la Comunión como fortaleza y vida. Acerquémonos a recibirle.
Final
Renovados con la fuerza del sacramento celebrado, ahora regresamos a nuestros hogares para ser testigos de la alegría que brota de sabernos salvados por Jesús.
Nos despedimos para reunirnos el día de la Navidad, oportunidad en la que la Liturgia nos volverá a congregar para recibir con alegría la salvación que nos trae el Niño que esperamos.
Que la Virgen nos acompañe y ayude.
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