01 diciembre 2022

II Domingo de Adviento: Liturgia 1

 


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DOMINGO 4 DE DICIEMBRE DE 2022
DOMINGO IIº DE ADVIENTO


PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante

Celebramos el segundo domingo de Adviento, el tiempo fuerte en que nos preparamos para recibir al Señor que viene a nuestro encuentro en esta Navidad; este tiempo en que nuestra madre, la Iglesia, nos urge a una renovación profunda de nuestras vidas, en la gozosa espera del Señor que viene a salvarnos.

AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

Hoy el Señor nos urge a una cambio total de nuestras vidas, en un abandono de nuestras anteriores conductas de deshonestidad e hipocresía, convirtiéndonos de verdad, viviendo una auténtica generosidad y solidaridad; siendo más santos, ya que Él nos ofrece, no sólo el perdón de nuestros pecados, sino la vida de la gracia, o sea, la participación en su misma vida divina.

1ª. LECTURA:        (I11, 1-10)      

La primera lectura de hoy es nuevamente un gozoso anuncio del profeta Isaías; un anuncio de Aquél que ha de venir a renovar la vida y la historia de los hombres.

SALMO RESP.:     (71, 1-2. 7-8. 12-13. 17)      


                       R.    Que en sus días florezca la justicia

2ª. LECTURA:     (Rm 154-9)   (Ver texto)

Dios, en su infinita misericordia, ha querido que el anuncio salvador y la vida nueva de Jesucristo, llegara no sólo al pueblo de Israel, sino a todos los hombres, a los que Él llama a la salvación.


EVANGELIO:   (Mt 3, 1-12)   

Escuchemos ahora, al mismo Jesús que, por boca del Bautista, nos interpela y nos manifiesta que de nada valen las palabras: es necesario que demostremos con hechos concretos que queremos convertirnos.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Queridos hermanos, oremos con toda esperanza; oremos por todos nosotros y por todos los hombres del mundo, nuestros hermanos, pidiendo a nuestro Padre del Cielo que su Hijo venga a nosotros.


GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"VEN PRONTO SEÑOR, Y NO QUIERAS TARDAR MÁS"

v Por la Iglesia y el Papa Francisco, para que por su predicación todos los hombres busquemos la conversión sincera de nuestras vidas para recibir a tu Hijo que viene a salvarnos, oremos...

v Por nuestro Obispo y todos los que cuidan de este pueblo tuyo que peregrina en esta diócesis, para que sean nuestro permanente ejemplo para una efectiva renovación de nuestra comunidad, según el Espíritu de Jesús, oremos...

v Por nuestra querida patria, para que, transformando nuestros corazones y dejando nuestras conductas anti-evangélicas, podamos construir una nación más justa, más fraterna y más solidaria, oremos...

v Por tantos hermanos nuestros que se encuentran sufriendo y viviendo en situaciones límites, para que en la Virgen Madre, encuentren el modelo de espera gozosa del Señor Jesús, oremos...

v Por todas las familias de nuestra comunidad, para que por la auténtica conversión de nuestras vidas, apartándonos del pecado y la soberbia, nos preparemos convenientemente para recibir al Señor y celebrar con un auténtico espíritu cristiano la Navidad, oremos...

CELEBRANTE:

Señor del Universo, Padre de los hombres, acepta nuestras oraciones y danos tu Espíritu Santo, para que nos ayude a convertir de verdad nuestros corazones y poder recibir el gozo pleno de tu Reino. Te lo pedimos por tu Hijo que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Las ofrendas que ahora presentamos sobre la mesa del altar, tienen que expresar verdaderamente nuestro ferviente deseo de convertirnos e iniciar una nueva vida: la vida de la gracia.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Por Cristo, hemos conocido la salvación de Dios, y queremos realmente vivirla y anunciarla con nuestras vidas. Por eso damos gracias al Padre, en comunión con su Hijo y con su Espíritu.

COMUNIÓN:

Jesucristo está verdaderamente presente entre nosotros de una manera especialmente viva por medio de la comunión. Y esta presencia es lo que nosotros hemos de hacer llegar a todos los hombres mediante signos de amor. Presencia que será definitiva y total con el retorno del Señor.

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:


Cada Eucaristía debe producir en nosotros un compromiso de vida, y hoy hemos escuchado la dureza de las palabras de san Juan Bautista, que deben ayudarnos a que el de hoy sea el no sobrevalorar las cosas terrenales, estimando por sobre todo y sobre todos, las del cielo.

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