—BIENVENIDA:
Queridos hermanos, Dios se ha manifestado. Lo ha hecho como niño. Precisamente así se contrapone a toda violencia y trae un mensaje que es paz, y nuestra espera ha llegado a su fin: nuestro Salvador ha nacido y la fiesta de la Navidad nos llena de alegría. La Navidad es Epifanía: la manifestación de Dios y de su gran luz en un niño que ha nacido para nosotros. Nacido en un establo en Belén, no en los palacios de los reyes.
Que la palabra de Dios que escucharemos y la Eucaristía que celebraremos, nos ayuden a acoger la venida del Señor en lo profundo de nuestro corazón.
—LITURGIA DE LA PALABRA:
1ª. LECTURA: (Is 52, 7-10)
Escuchemos el grito de júbilo del Profeta porque Dios viene a visitar a su pueblo; porque el Señor viene a visitar a nuestro pueblo.
SALMO RESP.: (97, 1-6)
R. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios
2ª. LECTURA: (Hb 1, 1-6)
Desde tiempos muy antiguos, Dios preparaba su obra salvadora, el momento que hoy celebramos: la venida de su Hijo, para darnos a conocer, muy de cerca, quién es Dios.
EVANGELIO: (Jn 1, 1-18)
San Juan nos hablará de la Luz, de la Vida, de la Gloria y de la Gracia que han entrado en este mundo. Porque el Hijo de Dios ha venido a vivir en medio de nosotros. Cantemos jubilosamente el Aleluya.
HOMILÍA
—ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Queridos hermanos, en este día en que se manifestó la bondad y del amor de Dios hacia todos los hombres, poniendo nuestra confianza, no en nuestros méritos, sino en su misericordia, oremos humildemente a nuestro Padre del Cielo.
GUÍA: A cada una de las intenciones responderemos orando:
"POR CRISTO, LUZ DEL MUNDO, ESCÚCHANOS SEÑOR"
—Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo al mundo para encarnarse no sólo por nosotros, sino en nosotros, te pedimos por la Iglesia y el Papa Francisco, para que esta Navidad fortalezca ese anuncio gozoso y todos los hombres escuchemos en él a tu Hijo, oremos...
—Padre nuestro, te pedimos por nuestros obispos y por nuestros sacerdotes, haz que con sus ejemplos podamos construir una Iglesia diocesana en la que todos abramos el corazón para hospedar a Dios, oremos...
—Padre lleno de amor, que enviaste a Jesús para hacernos verdaderos hijos tuyos, haz que todos, reconociéndonos como verdaderos hermanos entre nosotros, podamos construir una patria en la que reine la justicia, la fraternidad y la solidaridad, oremos...
—Padre rico en misericordia, que enviaste a tu Hijo a traer la verdadera alegría, haz que esta Navidad, la visita de la Virgen Madre, acompañe y enriquezca a los que están solos, a los que sufren, a los que están necesitados de pan y de amor, oremos...
—Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo para que fuera la luz del mundo, haz que en nuestra comunidad le ofrezcamos la posada de nuestro corazón, y nuestra mesa abunde de humildad, ternura, pobreza y amor, oremos…
CELEBRANTE:
Escucha, Padre Santo, nuestras plegarias y concede a cuantos celebran con alegría el nacimiento de tu Hijo Jesús, engendrado de la Virgen María, vivir libres de todo mal, hacer siempre el bien y enriquecerse con tus dones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Vamos a presentar ahora, sobre la mesa del altar, el pan y el vino que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre del Señor, y que deben ser un verdadero signo del ofrecimiento de nuestras propias vidas, para que en ellas, y a partir de este día, nazca realmente el Salvador.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Por Cristo hemos conocido a Dios, es decir, la Verdad, la Vida, el Amor; pero Cristo sigue iluminando e impulsando nuestro camino hacia la Luz, hacia la Fiesta. Por eso hoy, solemnemente, demos gracias al Padre.
—COMUNIÓN:
Un Niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado: es el Príncipe de la Paz, que ahora se nos ofrece sacramentado para que también nosotros recibamos la luz que nos conduce hacia la Gloria de Dios.
Cantamos...
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
Nos despedimos cantando...
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