15 diciembre 2022

Domingo 18 de diciembre 2022 / 4º Domingo de Adviento - Ciclo A

 —BIENVENIDA: 

Antes de la salida del celebrante

Celebramos hoy el domingo cuarto de Adviento, y nos reunimos ya casi a las vísperas de la Navidad. Y nuestra celebración debe ser una espera tranquila, sincera, ilusionada del Señor. Abrámonos a su constante venida; y que esté muy presente en nuestra celebración de hoy, aquella joven que, porque creyó totalmente en la Palabra de Dios, fue Madre del Señor.

En la palabra del Señor se nos manifiesta hoy el cumplimiento de la profecía de Isaías: la Virgen Madre da a luz al Hijo de Dios, al Emmanuel, al "Dios con nosotros" que se hace hombre, elevándonos a la dignidad de hijos de Dios y haciéndonos realmente hermanos entre nosotros.

 

—LITURGIA DE LA PALABRA:

1ª. LECTURA:        (Is 7, 10-14 )        

Las profecías de Isaías que hemos venido leyendo durante estos domingos, nos llevan hoy a fijar nuestra mirada en la Navidad, que estamos tan próximos a celebrar.

SALMO RESP.:    (23, 1-6)      

R. Va a entrar el Señor, el rey de la gloria.

2ª. LECTURA:     (Rm 1, 1-7)   

Escuchemos ahora las palabras de Pablo, que nos anuncia el Evangelio, la gran noticia en la que se fundamenta nuestra fe, y nos presenta quién es Jesucristo, en quien esperamos.

EVANGELIO:   (Mt 1, 18-24)

Escuchemos la realización de las palabras del Profeta en aquella joven de Nazaret que se llamaba María. Con nuestro canto del Aleluya aclamemos al Señor que viene, al Señor que se ha hecho uno de nosotros.

HOMILÍA

—ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Con el pensamiento puesto en las fiestas que vamos a celebrar, y atentos a las necesidades de todos, dirijamos ahora nuestras plegarias a Dios, nuestro Padre.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"VEN SEÑOR, Y NO QUIERAS TARDAR MAS"

—Dios bondadoso, al pedirte por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que todos los hombres del mundo, recibiendo su mensaje de amor y de paz en nuestro corazón, eliminemos todo lo que en nuestras vidas se opone a tu presencia entre nosotros, te pedimos...

—Señor de la vida, al pedirte por nuestros obispos y nuestros sacerdotes, para que por ellos recibamos las enseñanzas de tu Hijo, y así vivamos en santidad y justicia todos los días de nuestra vida, te pedimos...

—Señor de la historia, porque anhelamos la paz en el mundo, y que cesen definitivamente los derramamientos de sangre y todos reconozcamos, en cada hombre, a un verdadero hijo tuyo y un hermano nuestro, te pedimos...

—Dios rico en misericordia, al pedirte por todos los que sufren, por los que se sienten tristes y vacíos porque nada esperan, para que en la manifestación de tu amor descubran motivos de vida y alegría, te pedimos...

—Dios todopoderoso, al pedirte por toda nuestra comunidad, para que celebrando profunda y espiritualmente la Navidad, así también nosotros, desde nuestra fragilidad y nuestra pobreza, podamos anunciar con nuestras vidas la fuerza contagiosa e irresistible del amor, te pedimos…

 

CELEBRANTE:

Señor, estas son nuestras súplicas, acógelas con el mismo amor que nos has manifestado en el nacimiento de tu Hijo Jesús. Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.

—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Al presentar las ofrendas, presentamos a Dios un corazón limpio y abierto, para recibir en nuestras vidas a su Hijo que viene a traernos la liberación.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Alabemos a nuestro Padre del Cielo porque, gracias a este memorial de la ofrenda hecha por su Hijo, también nosotros, después de veinte siglos, somos santificados para ser pueblo de la Nueva y Eterna Alianza.

COMUNIÓN:

María pudo ser Madre del Hijo de Dios, por vivir en comunión profunda con el Señor; y Ella debe ser el modelo para que también nosotros vivamos esta comunión, cuyo fruto debe ser hoy, el estar decididamente al lado de quienes nos necesitan.

Cantamos...

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:

Al terminar nuestra celebración recordemos que la mesa de la familia nace necesariamente de la celebración previa en la mesa del Señor. Pasado mañana, en la Nochebuena, en cada una de nuestras parroquias y templos, el Señor nos espera para la celebración gozosa y solemne de su Nacimiento. Así podremos celebrar una verdadera y cristiana Navidad.

CANTAMOS

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