Fuente: “La Navidad en México” orígenes y celebraciones tomo III, P José Luis Fernández, Ed. Paulinas
Introducción. El fin de un año y principio de otro es una de esas ocasiones en las que el alma siente, espontáneamente, el impulso de acercarse a Dios. La mente se inclina a repasar los beneficios recibidos, sobre todo alguno relevante, y ante la conciencia aparecen también nuestras infidelidades al Señor.
Sentimos el impulso de cambiar la vida, de empezar bien el año, dejar las malas costumbres, cumplir deberes que hemos dejado, y renovar la vida, acercándonos más a Dios, amándolo con el corazón y amando a nuestro prójimo.
PRIMERA CELEBRACIÓN
1. Inicio
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
2. Canto:
3. Motivación:
Nos hemos reunido, hermanos, para celebrar cristianamente los últimos momentos del año que termina y que el Señor nos ha concedido ver hasta el final. Queremos agradecer a Dios Padre por todos los beneficios que nos ha brindado durante estos 12 meses; queremos pedir/e perdón por nuestras ofensas a El y a nuestros hermanos, especialmente. Pedir/e también que bendiga los propósitos que en este momento se mueven en nuestra mente, para empezar un año nuevo con una vida nueva.
4. Lectura del Santo Evangelio. Mateo 9,9-13:
Jesús, al irse de ahí, vio a un hombre llamado Mateo, en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Mateo se levantó y lo siguió. Luego, Jesús estuvo en una comida en casa de Mateo. Se presentaron un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora, y se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publícanos y pecadores?” Pero Jesús los oyó y dijo: “Los sanos no necesitan médico, sino los enfermos”.
Aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Yo no les pido ofrendas, sino que tengan compasión. Pues no vine a llamar a hombres perfectos sino a pecadores”.
5. Reflexión:
Tratemos de pensar sobre el cambio de vida de Mateo y el recibimiento que le hace Jesús. Mateo está cumpliendo con sus trabajos cuando se le presenta Jesús, y lo llama al apostolado. Mateo responde prontamente, deja todo y se va con Jesús. El estar cerca de Jesús hizo que Mateo cambiara de vida. Acerquémonos también nosotros a Jesús; pidámosle perdón por nuestros pecados.
En este año que termina ¿cómo hemos empleado el tiempo que Dios nos ha concedido? ¿qué tanto hemos cumplido con nuestros deberes? ¿cuál ha sido nuestro comportamiento con nuestra familia (nuestro grupo) con las personas con quienes vivimos? ¿Hemos ofendido gravemente a un hermano? ¿Estamos todavía enojados con alguno? ¿Nos hemos querido pedir perdón, o no lo hemos querido perdonar? ¿amamos de veras con un amor de obras a nuestros hermanos? ¿Hemos orado a Dios con frecuencia? ¿Estamos dispuestos a dejar esa mala costumbre, ese mal hábito? ¿Queremos mejorar el trato con nuestros hermanos? ¿Hay alguna otra cosa que me reproche mi conciencia?
(Las preguntas se leen despacio, haciendo una breve pausa entre una y otra. Luego el que preside invita a todos a decir el acto penitencial:
6. Acto penitencial:
Yo confieso...
7. Oración comunitaria:
Al llegar a los últimos momentos de este año dirijámonos a nuestro Padre Dios, diciendo:
Escucha, Padre Santo, nuestra acción de gracias por todos los beneficios que nos has concedido. Te decimos de corazón:
Gracias, Padre.
Por habernos conservado la vida y la salud, por habernos librado de muchos males, por habernos mostrado constantemente tu amor de Padre, te decimos: Gracias, Padre.
Por los beneficios que has concedido a las personas que amamos y a los que nos ofrecen su amistad, te decimos: Gracias, Padre.
En silencio cada uno de los presentes agradezca a Dios por algún beneficio recibido de manera especial: Te damos gracias, Padre.
Por nuestros pecados, negligencias y omisiones; por todas las veces que nos hemos olvidado de ti: perdón, Señor.
Por las veces que tratamos mal a nuestros semejantes, especialmente a los que sufren pobreza, enfermedad, tristeza y abandono, te decimos: perdón, Señor.
Por los pecados de las personas de nuestra familia, por los pecados de todos los hombres, por los pecados que se están cometiendo en este momento, te decimos: perdón, Señor.
Gracias, Padre y Señor nuestro, porque eres bueno. Te pedimos que por tu infinita bondad y misericordia, por el inmenso amor que le tienes a tu Hijo Jesucristo y por el amor que nos tienes a nosotros nos concedan comenzar el año nuevo santamente, dispuestos a hacer tu voluntad, a cumplir nuestros deberes, a amar de corazón y de obra a nuestros hermanos, a tratar/os con amor, a aprovechar el tiempo que nos concedas en servirte mejor en nuestros hermanos. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo y hermano nuestro, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
SEGUNDA CELEBRACIÓN
1. Inicio:
En el nombre del Padre...
2. Canto:
Hoy Señor, te damos gracias
3. Monición:
Nos hemos reunido hoy en familia para agradecer/e a Dios nuestro Padre, el habernos dado la oportunidad de terminar un año más y por todos los favores recibidos. Pidámosle nos dé su gracia para ser verdaderos cristianos, comprometidos con El en nuestros prójimos, para que cuando seamos llamados a su presencia no nos encuentre vacíos, sino llenos de su amor. Participemos, pues, plenamente de esta celebración con ese espíritu de acción de gracias.
4. Exposición de Santísimo. (Si es dentro de la parroquia, habrá que preparar los cantos propios y demás cosas necesarias)
5. Saludo. (Lo hace el padre de familia, si es en el hogar) Que el Señor nos bendiga y nos guarde de todo mal y que El nos conceda su gracia y nos otorgue su paz. Amén.
6. Lectura. 1 Pedro 4,7-11.
El fin está cerca, sed sensatos, sobrios y daos a la oración.
7. Canto. Tu palabra me da vida.
8. Aleluya. Se proclamará la buena nueva del Reino en el mundo entero, para dar testimonio a las naciones y entonces vendrá el fin. Aleluya.
9. Evangelio de Jesucristo, Según san Mt. 24,1 -14.
El que persevere hasta el fin ese se salvará.
10. Reflexión.
11. Oración comunitaria. Padre Santo, hoy queremos confiarte nuestros deseos de gozo y de paz por el año que termina; bendícenos siempre y concédenos caminar todos los días por las sendas del amor y la fraternidad.
Por el Papa, los obispos y sacerdotes, para que velen fielmente en todo tiempo y circunstancia por la unidad de los cristianos.
TODOS: Quédate con nosotros Señor, y escúchanos.
Por todos aquellos que se sienten solos y vacíos en medio de las luces y alegrías de este último día del año, para que el Señor les conceda la gracia de la luz verdadera. R/.
Por los que se encuentran en una situación de conflicto familiar, de guerra y para que Dios nuestro Padre, les conceda la paz y la alegría de vivir. R/.
Por todas las familias que se desintegran a causa de herencias, odios y malos entendidos. Para que Dios, nuestro Padre, les ilumine su entendimiento y corazón y se reconcilien, reconociendo sus errores. R/.
Por los jóvenes para que, iluminados por la gracia de Dios, sepan unirse a la paz del mundo. R/.
Por todos nosotros, para que Dios nos perdone los pecados cometidos durante el año que está por terminar y nos con-ceda la gracia de ser mejores en adelante y por toda la vida. R/.
Padre Santo, tú eres el único que conoce nuestro inquieto corazón, nuestros temores y esperanzas, nuestras virtudes y pecados; concédenos lo que te hemos pedido y haz que seamos iluminados por tu verdad y fortalecidos con tu vida, para descubrir en lo efímero del tiempo en peso hondo y misterioso de tu eternidad. Tú que vives y reinas en la unidad del Hijo, con el Espíritu Santo, eres un sólo Dios, por los siglos de los siglos.
12. Bendición con el Santísimo. (Si es en la parroquia)
13. Canto. Himno a la Alegría
TERCERA CELEBRACIÓN
1. Monición inicial: Estamos reunidos para hacer nuestra evaluación anual como cristianos, por eso venimos a pedir perdón de nuestros pecados y a dar gracia por los beneficios que hemos recibido de Dios nuestro Padre y, al mismo tiempo, venimos a pedir la bendición divina para el año próximo. Nuestra celebración de hoy, por lo tanto, tendrá tres partes; la celebración penitencial, después la celebración de la palabra (en ausencia del sacerdote) o la Eucaristía, en que daremos gracias, y la bendición de las velas.
2. Celebración penitencial.
CANTO.
Saludo: Hermanos: antes de dar gracias al Padre por los beneficios que de El hemos recibido, vamos a reconocemos personal y comunitariamente pecadores, porque en muchas ocasiones no hemos podido o no hemos querido hacer en nuestra vida y en nuestro trato con los demás lo que Dios esperaba de nosotros. Dispongámonos pues a esta celebración (silencio).
Oración: Padre Santo, que nos has enviado a tu Hijo Jesucristo para reconciliarnos contigo y con nuestros semejantes, permítenos que llevemos a la práctica esta reconciliación. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Lectura: Lucas 19, 1-10 Escuchemos el encuentro de Jesús con Zaqueo.
“Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publícanos y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un árbol para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto porque conviene que hoy me quede en tu casa». Se apresuró a bajar y lo recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: ‘Daré la mitad de mis bienes a los pobres y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más’. Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido». Palabra de Dios
Homilía (Muy breve) En el encuentro de Jesús con Zaqueo encontramos lo fundamental de lo que los cristianos llamamos Sacramento de la Reconciliación o penitencia, antes llamada confesión:
- Es Dios quien sale a nuestro encuentro y nos ofrece la oportunidad de rehacer nuestra vida, para eso nos ha enviado a su Hijo Jesús.
- Nosotros, como Zaqueo, al encontrarnos con Jesús, podemos responder reorientando nuestra vida, para eso tenemos que tomar conciencia de lo menos bueno que hayamos hecho y del bien que hemos dejado de hacer (lo que hemos omitido es muchas veces más importante que el mal que nos hemos atrevido a realizar); según esta conciencia que tenemos, decidiremos el nuevo rumbo de nuestra vida.
- Como Zaqueo, nosotros no podemos contentarnos con palabras, sino que debemos que hacer que nuestro propósito se traduzca en obras que manifiesten nuestro cambio, y quienes deben recibir el fruto de ese cambio, deben ser nuestro semejantes, sobre todo a quienes hemos ofendido.
- Zaqueo se puso delante del Señor para declarar públicamente su decisión, así también se nos pide que demos gesto externo (hincarse, por ejemplo) que públicamente manifieste nuestro arrepentimiento y deseo de cambio.
Los invito, por consiguiente, a hacer un examen:
Examen: De todo lo que durante el año hemos hecho en contra de nuestra dignidad de persona, de imagen de Dios, por todas las manifestaciones de vicio de las que nos hemos dejado llevar; de todo lo que hemos dejado de hacer para descubrir esa imagen de Dios que hay en nosotros.
Canto: Señor, ten piedad de nosotros.
Por todo lo que hemos hecho o hemos dejado de hacer durante el año en contra de nuestra responsabilidad de transformar el mundo con nuestro trabajo... con nuestro estudio... Pidamos perdón.
Canto: Cristo, ten piedad de nosotros.
Por todo lo que durante el año hemos hecho contra el Amor: odios, rencores, chismes, malas voluntades; por los pleitos y prejuicios contra los demás.
Por lo que hemos dejado de hacer en el amor que como cristianos estamos comprometidos: falta de solidaridad, encerramiento en nosotros mismos o en nuestro hogar, la falta de compromiso político y social. Pidamos perdón.
Canto: Señor, ten piedad de nosotros.
Propósito: Cada quien pide perdón de otras faltas más personales que considere tener. y hace el propósito de corregir lo que le está impidiendo más el vivir como hijo de Dios.
Digamos todos: YO CONFIESO... (Se da la absolución normal de la Misa)
CELEBRACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS.
Monición: Agradezcamos a Dios esta reconciliación y dispongámonos a la Eucaristía cantando con las palabras con que María dio gracias por haber sido escogida para Madre de] Redentor: EL SEÑOR HIZO EN MI MARAVILLAS, SANTO ES EL.
(El celebrante sale para revestirse de la casulla, si él mismo va a presidir la Eucaristía. Esta se inicia directamente con la oración colecta de la Misa del 1º de enero).
Lectura: El apóstol nos dice la razón por la que debemos vivir dando gracias a Dios: por Cristo, tenemos el derecho de llamar Padre a Dios.
(Gál 4,4-7)
“Pero al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que somos hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abba, Padre! De modo que ya no somos esclavos, sino hijos; y si hijos, también herederos por voluntad de Dios
Canto: Gloria, Gloria, Aleluya.
Evangelio: Como María, nosotros tenemos que vivir profundizando en los beneficios que de Dios hemos recibido.
Escuchemos Lc 2, 16-20.
“Los pastores fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño: y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. Maria, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que les habían dicho”. Palabra del Señor Jesús.
Gloria y Honor a Ti, Señor Jesús.
Homilía: (Muy breve) Las lecturas que hemos escuchado nos centran en la acción de gracias de hoy, al finalizar el año, como que nos sale espontáneamente a todos. Los cristianos debemos dar gracias, además de la vida, por:
· Haber sido escogidos como hijos de Dios (Sn. Pablo).
· Haber sido salvados por Jesús (Jesús-Salvador).
Ambas cosas tenemos que vivir anunciándolas a todos, como los pastores, no tanto de palabra, sino con nuestros hechos que manifiestan que somos hijos y que hemos sido rescatados; esto no lo podremos hacer si no lo vivimos, como María, meditando constantemente su significado.
OFERTORIO: A través de nuestra ofrenda económica expresemos también nuestra acción de gracias por lo recibido hasta ahora y nuestro compromiso de hacer fructificar nuestra vida de acuerdo con lo que Dios, nuestro Padre, espera de nosotros.
COMUNION: Siempre que asistimos a la misa debemos comulgar porque ella es una comida, pero hoy esta necesidad la debemos sentir más claramente, puesto que estamos iniciando la nueva etapa que el nuevo año significa. Necesitamos comer el cuerpo y la sangre del Señor para poder vivir durante todo el año como hijos de Dios, rescatados por el mismo Cristo.
BENDICION DE LAS VELAS
Esta ceremonia se hará al terminar la comunión, antes de la oración. Hoy muchas personas traen a bendecir velas o veladoras que encenderán el día 1º de cada mes; purificados de cualquier idea mágica que quiera servirse de esto para amarrar a Dios, recordemos el significado de la luz para nosotros: desde que recibimos el bautismo nos comprometimos a vivir siguiendo la luz que es Cristo y llevando esa misma luz a quienes viven a nuestro alrededor. Si usamos estas velas o veladoras para reafirmar esto, podemos decir que las velas están benditas, porque nos ayudarán a lo largo del año a “decir bien” de Dios nuestro Padre. Por eso el agua, más que sobre las velas, se rocía sobre la persona, pues nosotros somos los que tenemos que bendecir al Señor. (Sin decir nada se rocía con el agua a todos los asistentes. Al regresar al altar, se reza la oración final y se da la bendición).
NOTA: para evitar desórdenes se pide que cada quien permanezca en su lugar, indicando que el celebrante pasará rociando agua por todo el templo.
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