01 diciembre 2022

2º Domingo de Adviento: ¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA RECIBIR AL SEÑOR?

 ¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA RECIBIR AL SEÑOR?

1. - ¿Qué me respondería hoy a mí? Juan es el último profeta del Antiguo Testamento y el primero del Nuevo, es el precursor del salvador. Nos invita a la conversión, al cambio de mente y de corazón, de pensamiento y sentimiento. Nos invita a tomar postura, de ella depende la diferencia que separará a unos de otros. Nosotros preguntamos también: ¿entonces, qué hacemos? Él nos indica un camino: compartir nuestros bienes, servir al necesitado, no aprovecharse de los demás, dar de comer al hambriento... ¿Qué me respondería a mí en este momento de mi vida Juan Bautista? Si quiero preparar de verdad mi interior para la venida de Jesús no debo eludir esta pregunta. Sólo si estoy dispuesto a dar una respuesta adecuada estaré en condiciones de que el Evangelio sea de verdad una Buena Noticia.

2.- Que sea posible la esperanza. En este domingo yo quiero ser otro Juan Bautista, quiero que el Señor me ayude a ser consecuente hasta el extremo, como lo fue él; quiero ser profeta de la esperanza, quiero ser instrumento de Dios para generar ilusión y alegría en mi entorno. Tengo motivos para la esperanza y para vivir con alegría desbordante porque me siento amado por Dios, ¿por qué no colaboro a que sea posible la esperanza para todos aquellos que no conocen la alegría de sentirse queridos y salvados por Dios y viven sumergidos en el mundo de las tinieblas o de la desilusión? ¡Señor, que sea capaz de escuchar este mensaje de Adviento! Es para mí.

3. - En este Adviento tienes la oportunidad de pararte y preguntarte: ¿qué camino estás siguiendo, el falso o el que conduce a la felicidad? Si vives obsesionado por el dinero, el placer, la vanagloria, el pensar sólo en ti mismo, te estás equivocando. Esto no te hace feliz. Tienes la oportunidad de rectificar y allanar tu camino. ¿Cómo puedes preparar el camino que conduce a Jesús, qué piedras son las que te hacen tropezar, qué baches son los que te encuentras? Sólo si tienes ilusión y ganas por llegar a la meta, podrás llegar. No lo harás solo, pues hay otros muchos que te acompañan. Prepárate para la Navidad. No te dejes arrastrar por el desenfreno de las cenas, el gasto inútil, las prisas..... Sólo merecerá la pena esta Navidad si encuentras de nuevo tu camino interior y escuchas al Dios de la misericordia, que viene a consolarte y a regalarte la salvación. ¿Estarás atento a su voz?

3.- Propongo este abecedario positivo como camino para vivir el adviento:

Agradecer  a Dios habernos regalado a las personas con las que convivimos.

Buscar  el bien común por encima de los intereses personales.

Corregir  con empatía a aquél que se equivoca.

Dar  lo mejor de uno mismo, poniéndose siempre al servicio de los otros.

Estimar  a los otros, sabiendo reconocer sus capacidades.

Facilitar  las cosas dando soluciones y no creando más problemas.

Ganar  la confianza de los otros compartiendo con ellos sus preocupaciones.

Heredar  la capacidad de aquellos que saben ser sinceros con valentía y respeto

Interceder  por los otros a Dios, antes de hablarle de nuestras cosas.

Juzgar  a los otros por lo que son, no por lo que tienen ni por lo que aparentan.

Limitar  las ansias personales frente a las necesidades del grupo.

LLenarse  con lo mejor que uno encuentra en el camino de la vida.

Mediar  entre los compañeros que no se entienden.

Necesitar  de los otros sin ningún perjuicio.

Olvidar  el miedo al "qué dirán".

Preocuparse  por los más débiles y los más necesitados.

Querer  siempre el bien de las personas.

Respetar  las opiniones de los demás.

Salir  al encuentro del otro, no esperando que él dé el primer paso.

Tolerar  los defectos y límites propios y ajenos con sentido del humor.

Unirnos  todos para que podamos vivir en paz y armonía.

Valorarse con realismo, sin  creerse superiores a los demás

X es  una incógnita que invita a la búsqueda constante de la verdad.

Yuxtaponer  ilusiones y esperanzas, trabajos y esfuerzos por crear fraternidad.

Zambullirse  sin miedo en el nuevo día que Dios nos regala cada mañana

 

José María Martín OSA

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