PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
"Hoy, último domingo del año litúrgico, celebramos la solemnidad de nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo. Al término del camino de un año, la Iglesia profesa que el que fue crucificado y resucitó es el Señor del mundo y de la historia: la luz de la Pascua se proyecta sobre todo el cosmos y lo ilumina. Es la luz del amor y de la verdad, que rescata el universo de la muerte, causada por el pecado y renueva el designio de la creación, para que todas las cosas adquieran su pleno significado y se reconcilien con Dios y entre sí."
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
El Señor del universo nos hace fijar hoy nuestra mirada en Jesucristo, verdadero Rey, Dueño y Señor de la historia, no como rey temporal, sino como Rey espiritual y de vida, que quiere reinar por el amor en el corazón de cada hombre, de cada familia y de toda la sociedad. Y Él nos llama a todos sus seguidores, no sólo a vivir el amor, sino a ser constructores de la civilización del amor, para que en nuestro mundo reine verdaderamente la justicia, la caridad y la solidaridad.
1ª. LECTURA: (2 S 5, 1-3) (Ver texto)
Escuchemos una historia del tiempo en que el pueblo de Israel empezaba a existir como nación, que es como una imagen de nuestra historia, del nuevo pueblo de Dios que somos nosotros, reunidos en torno a Jesucristo.
SALMO RESP.: (121, 1-2. 4-5) (Ver texto)
R. ¡Vamos con alegría a la Casa del Señor!
2ª. LECTURA: (Col 1, 12-29) (Ver texto)
Escuchamos ahora un verdadero himno de Pablo a Jesucristo, nuestro guía, el guía de toda la humanidad.
EVANGELIO: (Lc 23, 35-43) (Ver texto)
En el Evangelio vemos a Jesucristo, que por la sangre de su cruz, ha reconciliado el universo y ha llenado de vida el mundo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Queridos hermanos, conociendo la infinita misericordia de Dios, nuestro Padre, que siempre nos escucha, unidos por la misma fe y la misma esperanza, dirijámosle ahora, por su Hijo, nuestra plegaria filial.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"POR CRISTO REY, ESCÚCHANOS SEÑOR"
v Señor del universo, te pedimos por la Iglesia y el Papa Francisco, para que todos los hombres reconozcamos en su permanente testimonio de la verdad, a Cristo el Señor, oremos...
v Dios todopoderoso, te pedimos por nuestros obispos y todos los que cuidan de estos pueblos tuyos, para que bajo su guía, caminemos hacia el Reino universal y eterno, formando comunidades verdaderamente comprometidas con la construcción de la civilización del amor, oremos...
v Señor de la historia, te pedimos por nuestra querida patria, para que tu Hijo Jesucristo sea realmente quien reine en ella, en nuestras vidas, en nuestras familias y en toda nuestra sociedad, oremos...
v Dios de todo consuelo, te pedimos por nuestros hermanos más necesitados, para que sea realidad cada vez más para ellos, la alegría del Reino de Jesucristo, reino de amor y de verdad, de justicia y de paz, oremos...
v Padre misericordioso, te pedimos por todos los cristianos, para que tomando conciencia de nuestra vocación y misión, asumamos el compromiso de que no debemos huir de este mundo, sino implicarnos en su transformación aquí y ahora, sin esperar que llegue pasivamente el "Reino de los cielos", oremos...
CELEBRANTE:
Padre bueno, escucha lo que con fe te hemos pedido y concédenos el que siempre trabajemos comprometidamente para extender el Reino de tu Hijo a todos los hombres y a todo el mundo. Te lo pedimos por Él, que es Dios y contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Ofrezcamos a Dios toda nuestra vida, familia, trabajo y cosas, para que siendo verdaderos testigos de Cristo, allí donde Él nos colocó, demos testimonio de fraterna entrega al servicio de nuestro prójimo.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Demos gracias al Padre, de todo corazón, que en su infinita misericordia nos dio el gran don de su Hijo. Él nos ha abierto el camino del Reino y nos hace participar en la tarea de conducir por él, a todos nuestros hermanos.
COMUNIÓN:
Al acercarnos a comulgar, recordemos las palabras de Jesús: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino"; su Cuerpo es ya un anticipo de esta invitación.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que jamás me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Antes de comenzar, el próximo domingo, el nuevo año litúrgico, con el tiempo de Adviento, hemos celebrado la fiesta de Cristo Rey; que nuestro propósito al despedirnos, sea el de vivir cada vez más como discípulos y seguidores de este Rey, para construir así, ya ahora, en nuestro mundo, su Reino: la civilización del amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario