El Libro de los Macabeos narra el martirio que siete hermanos sufrieron por confesar al único Dios verdadero (2 Mac 7,1). Los judíos creían en una resurrección que solamente alcanzaba a los justos y a los mártires, pero Jesús nos dice que todos resucitaremos, que seremos como ángeles… Jesús nos hace una promesa de eternidad que puede cambiar nuestra existencia terrena (Lc 20,36). Y Pablo sugiere, en la segunda carta a los Tesalonicenses, que el Señor que es fiel, os dará fuerzas y os librará del Maligno; el Señor dirigirá vuestro corazón para que améis a Dios (2 Tes 3,3).
Quiero, Señor, profundizar en el sentido de la vida
y descubrir las raíces del optimismo y la serenidad,
adivinar la razón de esa tenue tristeza que llamamos alegría.
Que el recuerdo de mis hermanos y familiares
que gozan de tu vida para siempre
me enseñe que el alma es un vaso que solo se llena de eternidad.
AYÚDAME, SEÑOR,
PORQUE DETRÁS DEL BOSQUE DE LA MUERTE
TÚ ESCONDES LAS ALAS DE LA VIDA.
Ayúdame, Señor, a derribar los muros que cercan mi historia:
el muro de la incomunicación y del egoísmo,
el muro de la comodidad y del silencio
el muro de la increencia y de la insolidaridad…
Que descubra la música callada de los días vividos junto a ti
y la soledad sonora de tu voz de amigo
como una música que da vida a mi vida.
AYÚDAME, SEÑOR,
PORQUE DETRÁS DEL BOSQUE DE LA MUERTE
TÚ ESCONDES LAS ALAS DE LA VIDA.
Sé, Señor, que cuando no puedo expresar mis oraciones,
tú escuchas mi corazón;
y en el silencio de mi vida, llena de paréntesis,
percibes los gritos de mi soledad, mariposa hambrienta de luz,
que te busca en la lejanía.
Tú, Señor, sabes que soy barro y distancia,
pero también soy estrella que se oculta en la oscuridad
y he aprendido que estoy llamado a ser caricia de Dios para mundo.
AYÚDAME, SEÑOR,
PORQUE DETRÁS DEL BOSQUE DE LA MUERTE
TÚ ESCONDES LAS ALAS DE LA VIDA.
Isidro Lozano
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