12 octubre 2022

Monición para el Vigésimo Noveno Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo C

 Tiempo Ordinario – Ciclo C


29o. Domingo: La oración es experiencia gratuita de Dios

Monición de entrada:


Buenos, días, (tardes, noches). Nos acercamos al final del año litúrgico. La celebración dominical nos hablará de la oración y nos enseñará la importancia de la confianza y la perseverancia en ella. Juntemos nuestras voces para cantar mientras recibimos a los ministros de esta celebración. De pie, por favor.


Primera lectura: Éxodo 17, 8-13 (Mientras Moisés alzaba las manos, vencía Israel)

La primera lectura presenta la batalla del pueblo de Israel contra los Amalecitas. Moisés estaba en la cima del monte con sus brazos elevados orando a Yavé. Esta lectura nos quiere indicar que la victoria del pueblo de Dios se obtuvo gracias a la oración perseverante de Moisés. Escuchemos con atención este gran relato bíblico.


Segunda lectura: II Timoteo 3, 14-4, 2 (Toda Escritura inspirada por Dios es provechosa)

En la segunda lectura San Pablo aconseja a su discípulo Timoteo, y también a nosotros, para los momentos difíciles con estas tres instrucciones: 1) que se instruya en la sagrada Escritura. 2) que siempre proclame la palabra de Dios. 3) que limite su ejemplo a su doctrina. Oigamos con atención los consejos de San Pablo para vivir cristianamente.


Tercera lectura: Lucas 18, 1-8 (Parábola del juez corrupto y la viuda suplicante)

San Lucas, en su evangelio, nos presenta hoy la parábola del juez perverso, que no hacía justicia a una pobre viuda. La insistencia y perseverancia de la mujer logra que se haga justicia. Si un juez corrupto hace justicia a la viuda para que deje de importunarle, Dios que es justo escuchará a sus elegidos. De pie, por favor, para que cantemos el Aleluya, para luego escuchar la Buena Noticia de hoy.


Oración Universal:

1. Por la Iglesia, por los que la odian y persiguen: para que anuncie sin cesar que el amor es más fuerte que el odio y testimonie la misericordia que ella experimenta de Dios Padre. Roguemos al Señor.

2. Por todos los pueblos de la tierra para que se afiancen sentimientos de mutuo acercamiento, aceptación y sincera colaboración. Roguemos al Señor.

3. Por los perseguidos, los privados de libertad, los enfermos, moribundos, tristes, abatidos, por todos los que padecen algún mal. Roguemos al Señor.

4. Por nosotros mismos: para que el amor crezca sin cesar y cada vez más desterremos de nuestras vidas la enemistad, las rencillas, el rencor. Roguemos al Señor.


Exhortación Final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 587)

Es justo bendecirte, Dios Padre, Dios fiel a tus promesas,
porque Cristo nos mostró la eficacia de la fe suplicante,
enseñándonos así que la fe y la oración deben ir unidas.
Tú eres, Padre, el interlocutor con quien hablamos como hijos,
y tú, Jesús, nuestro modelo acabado de oración cristiana.

Reconocemos, Señor, que no sabemos orar en profundidad.
Danos tu Espíritu, que venga en ayuda de nuestra debilidad,
para que sepamos pedirte lo que nos conviene, con plena
disponibilidad a tu voluntad. Cuando el desánimo nos ronde
concédenos, Señor, tu verdad y tu alegría, tu luz y tu fuerza,
Para mantenernos como fieles discípulos de Cristo.

Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario