12 octubre 2022

Liturgia 16 DE OCTUBRE DE 2022 DOMINGO 29 DEL TIEMPO ORDINARIO «C»

 R I T O S    I N I C I A L E S


CANTO DE ENTRADA.

Cuando estamos reunidos en tu nombre, en medio de nosotros, en medio de nosotros, en medio de nosotros estás tú.

 

En medio de vosotros, animando el encuentro, alzando las plegarias, avivando la fe, avivando la fe. 

 

SALUDO Y  MONICIÓN. 


ACTO PENITENCIAL.


GLORIA.


ORACIÓN COLECTA.


LITURGIA DE LA PALABRA


PRIMERA LECTURA.

Lectura del libro del Éxodo 17, 8-13.

 

En aquellos días, Amalec vino y atacó a Israel en Refidín.

Moisés dijo a Josué: «Escoge unos cuantos hombres, haz una salida y ataca a Amalec.  Mañana yo estaré en pie en la cima del monte, con el bastón de Dios en la mano».

Hizo Josué lo que le decía Moisés, y atacó a Amalec; entretanto, Moisés, Aarón y Jur subían a la cima del monte.

Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel; mientras las tenía bajadas, vencía Amalec.  Y, como le pesaban los brazos, sus compañeros tomaron una piedra y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado.

Así resistieron en alto sus brazos hasta la puesta del sol.

Josué derrotó a Amalec y a su pueblo, a filo de espada.  

      PALABRA DE DIOS


SALMO RESPONSORIAL. Salmo 120.

Antífona: Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.  

 

Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. 

 

No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel. 

  

El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. 

  

El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre.   

 

SEGUNDA LECTURA.  

Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a Timoteo  3, 14--4,2.

 

Querido hermano:

Permanece en lo que aprendiste y creíste, consciente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús.

Toda Escritura es inspirada por Dios y además útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.

Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, por su manifestación y por su reino: proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprocha, exhorta con toda magnanimidad y doctrina.  

PALABRA DE DIOS


ALELUYA.

Antífona: La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón. 

 

EVANGELIO.  

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 18, 1-8.

 

En aquél tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.

«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.

En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: ´´Hazme justicia frente a mi adversario``.

Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: ´´Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme``».

Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar.  Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?» 

 PALABRA DEL SEÑOR


HOMILÍA.


CREDO. 


ORACIÓN DE LOS FIELES.


LITURGIA EUCARÍSTICA


OFERTORIO.

Canto: 

Te presentamos el vino y el pan, bendito seas por siempre, Señor.

 

Bendito seas, Señor, por este pan que nos diste, fruto de la tierra y del trabajo de los hombres.

 

Bendito seas, Señor, el vino tú nos lo diste, fruto de la vid y del trabajo de los hombres. 

  

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.


PREFACIO Y SANTO.


PLEGARIA EUCARÍSTICA.


RITO DE LA COMUNIÓN


PADRE NUESTRO.


RITO DE LA PAZ.


CORDERO DE DIOS.


COMUNIÓN.

Canto:

Quédate, Señor, quédate conmigo; quédate, soy un peregrino.  Quédate, Señor, largo es el camino de tu Pascua y de tu luz seré testigo, de tu pan y tu vino, mendigo, de tu pan y tu vino, mendigo.  Quédate, Señor.

 

¡Oh Señor, mi Señor! Caminando a tu lado escucho tu voz: ¡Oh Señor, mi Señor! Tú renuevas mi amor y me llamas tu amigo, y a tu lado mi camino se orienta contigo, Señor, para ser tu testigo.

 

Emaús, preparada la cena, los ojos despiertan, ven la luz. Emaús, el camino es posada, las brasas son llamas con Jesús.  Anochece en Emaús y amanece la esperanza con Jesús. 

  

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.


Con la fuerza de tu Cuerpo y de tu Sangre, queremos, Señor, hacer un mundo nuevo y una historia distinta, sin clases divididas, ni odios duraderos, sin animosidades, ni discordias.

 

Un mundo, donde nadie se vea explotado por nadie, donde los hombres se sientan próximos los unos de los otros, y todos nos podamos sentar a la misma mesa, en fraternidad.

 

Un mundo en el que dé gusto vivir, trabajando juntos, con espíritu de equipo, por el bien de todos.

 

Seguros de alcanzarlo, nos lanzamos al empeño, aún a riesgo de morir en el intento.  Ayúdanos, Señor. 

  

ORACIÓN.


RITO DE CONCLUSIÓN.


BENDICIÓN Y DESPEDIDA.


Canto.

Hoy, Señor, te damos gracias, por la vida la tierra y el sol.  Hoy, Señor, queremos cantar las grandezas de tu amor.

 

Gracias, Padre, mi vida es tu vida, tus manos amasan mi barro, mi alma es tu aliento divino, tu sonrisa en mis ojos está. 


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