Dibujo realizado por: Fr. Félix Hernández Mariano ( descargar la imagen )
Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
Narrador: En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo había que rezar sin desanimarse, les propuso una parábola.
Discípulo1: Maestro, enséñanos a orar. Nos has dicho muchas veces cómo hay que rezar, pero no da resultado.
Discípulo2: Yo empiezo a desilusionarme, ¿seguro que no te equivocaste al enseñarnos a rezar?
Jesús: Vale, os lo repetiré a ver si ahora queda claro. Para rezar debéis decir «Padre nuestro, que estás en el cielo...»
Discípulo1: ¡Eso, Jesús, ya lo sabemos! Lo hemos rezado así muchas veces.
Discípulo2: Pero Dios no nos escucha.
Jesús: Tenéis que seguir rezando ... ¡sin desanimaros! Sentaos aquí, os voy a contar una parábola: «Había una vez un juez en una ciudad que no tenía respeto a Dios ni a los hombres»
Discípulo1: ¡Menuda pieza, vaya caradura!
Jesús: «En la misma ciudad había una mujer viuda que lloraba ante el juez, diciendo:
Viuda: ¡Por favor, te lo ruego, hazme justicia frente a mi adversario!
Jesús: «Pero el juez se negaba una y otra vez, hasta que un día pensó:
Juez: Aunque no temo a Dios, ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no sea que acabe por pegarme en la cara.
Jesús: «Fijaos en lo que le dice el juez injusto a la viuda»
Juez: Está bien, está bien. Anda, ven conmigo y te haré justicia.
Jesús: ¿Creéis que Dios no os escuchará a vosotros si le gritáis día y noche? ¿Va a daros largas?
Discípulo2: Entonces, ¿hay que insistir más y más, para que Dios Padre nos haga caso?
Discípulo2: Es muy difícil pedir al padre con tanta fe
Discípulo 1: Además, nunca sabemos si él está de acuerdo con lo que le pedimos.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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