12 octubre 2022

Domingo 16 de octubre 2022 / 29º Domingo del tiempo ordinario. Ciclo C

 —BIENVENIDA: 

Antes de la salida del celebrante

Celebramos hoy el domingo vigésimo noveno durante el año, celebrando gozosamente la Pascua del Señor, con el compromiso de dar testimonio, de catequizar, educar y comunicar la Buena Nueva por todos los medios a nuestro alcance, sintiendo la necesidad de entrar en comunión y diálogo con los hombres que buscan la verdad en nuestro continente.

La Palabra de Dios nos invita hoy a orar perseverantemente, sin descanso, con humildad y confianza; oración que es un diálogo amoroso de apertura y aceptación, que siempre es escuchada por nuestro Padre, pero teniendo bien en claro que la ayuda de Dios no nos libera del trabajo y del esfuerzo de nuestra parte, ya que Él espera de nosotros el ofrecimiento de nosotros mismos y de todas nuestras actividades, siendo nuestra tarea, el consagrar a Dios el mundo.

 

—LITURGIA DE LA PALABRA:

1ª. LECTURA:        (Ex 17, 8-13)        

Escuchemos ahora, en esta vieja historia del Antiguo Testamento, cómo el Señor escucha la plegaria de su pueblo.

SALMO RESP.:    (120, 1-8)      

RNuestra ayuda está en el Nombre del Señor.

2ª. LECTURA:     (2 Tm 3, 14—4, 2)   

Estas recomendaciones de Pablo a su discípulo, son una seria advertencia también para nosotros, para que sigamos lo que implica nuestra fe.

EVANGELIO:   (Lc 18, 1-8)

Hoy Jesús, en el Evangelio, nos habla de la confianza que hemos de tener en el Señor, que nos escucha y está siempre atento a nuestras plegarias.

HOMILÍA

—ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Y ahora hermanos, siguiendo las palabras de Jesús, que nos enseña que hemos de orar siempre, sin desanimarnos y seguros que Dios nos escucha, presentémosle a nuestro Padre del Cielo, con humildad, estas peticiones.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"PADRE, HAZNOS INSISTENTES EN LA ORACIÓN"

—Padre santo, queremos que la Iglesia sea siempre fiel seguidora del camino de tu Hijo, que haga llegar a todos los hombres tu Palabra, de tal manera que sea escuchada, encarnada, celebrada y transmitida a los hermanos, y por ello te pedimos...

—Padre bueno, para que formando en nuestra Iglesia diocesana, una verdadera comunidad de amor, seamos fervientes en la oración y trabajemos comprometidamente por la salvación de nuestros hermanos, te pedimos...

—Señor de la vida, para que en nuestra Patria todos nos unamos de verdad, y así podamos superar las dificultades que nos encontramos viviendo, y por ello te pedimos...

—Padre misericordioso, para que tantos hermanos nuestros que se encuentran viviendo en una situación límite, encuentren en nuestra oración por ellos, un compromiso de solidaridad y fraterna ayuda, te pedimos...

—Dios de todo consuelo, para que sobre toda nuestra comunidad se derrame el Espíritu de tu Hijo, para que crezca siempre nuestra fe, para no cansarnos de acudir a Ti, para pedirte que no nos abandones y que tengas compasión de nuestra inconstancia en la oración, te pedimos…

CELEBRANTE:

Padre bueno, escucha las plegarias que con fe te hemos presentado, a ti que eres nuestro auxilio, y atiende nuestros anhelos, concediéndonos todo aquello que no nos atrevemos a pedirte. Por Cristo, nuestro Señor.

—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Queremos ser en el mundo verdaderos fermentos para contribuir a su santificación, por eso ahora, presentemos a Dios, junto a las ofrendas, este compromiso.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

El Señor escucha siempre a su pueblo y nos bendice siempre con su amor. Por ello, ahora que renovaremos una vez más el mayor don de la bondad del Padre, demos gracias con alegría.

COMUNIÓN:

El entrar en una íntima comunión con Cristo nos implica entrar también en comunión con todos y cada uno de nuestros hermanos y así toda nuestra vida se hace una auténtica oración a Dios.

Cantamos...

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:

Al terminar esta Eucaristía dominical, y como fruto de ella, Pidamos al Padre que nos enseñe a hacer de nuestras vidas una perseverante oración, por la que asumamos el compromiso de ofrecernos también nosotros a Él, como Cristo, por la salvación de todos nuestros hermanos.

CANTAMOS

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