29 septiembre 2022

Pautas para la homilía del domingo 2 de octubre

 

¿Hasta cuándo, Señor...? (Hab. 1,2)

Habacuc expresa los sentimientos que ayer y hoy muchas veces surgen en nuestro corazón. Contrastar la realidad desde la óptica de la fe nos lleva a cuestionarnos. La realidad se nos presenta desafiante. Frente a las preguntas del profeta Dios le pide que escriba para hacer memoria y recordar su forma de actuar. También hoy enfrentamos muchas dificultades en la vida. Dios nunca nos deja. Son en esos momentos cuando más surgen signos de su presencia y acción. Es necesario volver a pasar por el corazón que Dios no permanece nunca indiferente frente al sufrimiento y el dolor. El creyente pone en Dios su confianza porque sabe que el amor nunca defrauda.

No endurezcáis el corazón... (Sal 94, 8)

Es necesario no endurecer el corazón porque es así como podemos percibir la voz de Dios en medio de tantas voces de alrededor. Es renovar la relación de intimidad que nos lleva a la alabanza y la gratitud por su presencia en medio de nuestra tierra.

Aviva el fuego de la gracia de Dios… (2 Tim. 1,6)

Pablo desde su experiencia de fe, invita a Timoteo a reavivar el don de Dios que ha recibido. La experiencia de fe siempre es dinámica y nos lleva a salir de nuestro estado de confort y pasividad. Es la fuerza del Espíritu que nos permite afrontar los desafíos que la vida nos pone delante.

Auméntanos la fe (Lc 17, 5-10)

El recorrido hecho con Jesús hace tomar conciencia a los discípulos de las exigencias y dificultades que hay que enfrentar en la vida. Por eso le piden al Maestro: “auméntanos la fe”. Jesús, que por medio de imágenes significativas nos permite captar la complejidad de la realidad, invita a mirar la semilla de mostaza. Si alguna vez tenemos la posibilidad de tener una de esas semillas en nuestras manos nos sorprenderá lo pequeña que es. A través de esta imagen, el Señor, nos ayuda a percibir la potencialidad y el valor que encierra lo pequeño.  La fe no es algo mágico como un hechizo de Harry Potter, sino que es la confianza radical en Aquel que nos ha convocado y nos envía. Por eso la segunda parte del evangelio de hoy, Jesús propone desplegar nuestros dones y cualidades al servicio del Reino. Las personas que nos han marcado en la vida, son aquellas que han aceptado esta invitación y han salido de sí mismas, muchas veces de situaciones dolorosas y complicadas, para canalizar a través de la entrega generosa el amor que Dios ha puesto en sus corazones. La fe vivida y compartida transforma la realidad y nos hace abrir caminos de vida y esperanza. Jesús vivió esa confianza con el Padre dando su vida, compartiendo, alentando y ayudando a que nuestra mirada siempre tenga un horizonte más amplio. Por eso como los discípulos también nosotros le pedimos: «Señor, Auméntanos la fe.»  

Fray Edgardo César Quintana O.P.
Casa Stmo. Cristo de la Victoria (Vigo)

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