Introducción
Se puede ir por la vida hundido por las circunstancias negativas que nos hacen perder la alegría, las fuerzas, la capacidad de comunicación y de solidaridad. Se puede “ir tirando”. Pero “lo que se tira” es la misma vida, la única que tengo.
Vivir sin esperanza, no es sobrevivir, sino malvivir. Vivir destruyéndose. Pero ¿qué esperanza es hoy posible, realista, hacedera?
La memoria de cómo nos ha ayudado el Señor en el pasado (1 lectura), el ejemplo de los grandes creyentes, que por eso fueron grandes esperantes (2 lectura) y el haber sido elegidos de Dios y contar con su amor misericordioso (salmo), hacen que la alabanza, la confianza y la acción de gracias puedan estar presentes, dinamizando nuestro ánimo y nuestros proyectos vitales
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