24 junio 2022

DOMIMGO 13 DEL T. ORDINARIO /C LA VOCACIÓN DEL DISCÍPULO

 “Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.” Con esas palabras responde Eliseo a la llamada que le dirige el profeta Elías. De hecho, Eliseo ofrece un convite a su gente y regresa para seguir al maestro que lo ha llamado. Así se nos cuenta en el texto que se lee en la primera lectura de este domingo (1 Re 19,16b.19-21).

El profeta Elías había sido llamado por Dios para defender la fe de Israel, que se veía amenazada por el culto a Baal, que había introducido la reina Jezabel. Si Elías había defendido la majestad de Dios, su discípulo Eliseo habia de manifestar su misericordia. Ambos profetas obedecían al impulso del Espíritu de Dios.
Al Espíritu se refiere también san Pablo al exhortar a los Gálatas a no seguir los deseos y los instintos inmediatos: “Andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne… Si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley” (Gál 5,13-18).

ACOGIDA Y SEGUIMIENTO

Pues bien, el instinto de la ira domina aún en Santiago y Juan, hijos de Zebedeo. Se habían acercado a una aldea de Samaría para pedir alojamiento para Jesús y sus dicípulos. Son conocidos los recelos qe experimentaban los samaritanos frente a los judíos. Así que bastó que los peregrinos se dirigieran a Jerusalén para ser rechazados.
Santiago y Juan hubieran querido condenar al fuego a aquel poblado. Las diferencias culturales y religiosas, los recelos y los prejuicios no permitían a aquellas gentes practicar la hospitalidad. Por otra parte, los prejuicios y las normas de conducta de su pueblo sugerían a los discípulos el deseo de vengarse de ellos (Lc 9,51-62).
Pero el relato evangélico no se refiere solo a estos dos discípulos que todavía no han asimilado el espíritu de su Maestro. Hay otros tres que podrían haber seguido el camino del discipulado. Al primero Jesús le revela su propia pobreza. No tiene donde reclinar la cabeza. Al segundo le recuerda la primacía del anuncio del reino de Dios.

SEGUIMIENTO Y GENEROSIDAD

El relato evangélico trata de presentar algunas formas de vocación que debieron de repetirse una y otra vez en las primitivas comunidades cristianas. De hecho, se concluye con el diálogo entre un tercer candidato y el mismo Jesús:
• “Te seguiré Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia”. Con esta frase el texto evangélico nos recuerda el gesto filial de Eliseo. En la comunidad de Israel era muy importante el respeto a los padres y la vinculación con la familia de origen. Este candidato parece decidido a seguir a Jesús, pero no quiere ignorar a su propia familia.
• “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios”. La respuesta de Jesús se diferencia de la respuesta que el profeta Elías dio a Eliseo. Jesús no condena las atenciones que una persona debe a su familia. Pero ayuda al candidato a entender que la vocación a seguir al Mesías está antes que todos los deberes.
- Señor Jesús, nosotros te damos gracias por habernos llamado a seguirte en la misión que te ha sido confiada. Tus gestos y tus palabras llenan nuestro corazón y ofrece un alto sentido a nuestra vida. Ayúdanos tú a comprender que la llamada al seguimiento exige una disponibilidad generosa.

SEGUIMIENTO Y FIDELIDAD

“Te seguiré adondequiera que vayas”
(Lc 9,57)
Señor Jesús, con frecuencia se oye decir que hoy es muy difícil para una persona decidirse a seguir tu llamada. El culto a la libertad personal impide confiar nuestro destino a quien puede tomar decisiones por nosotros. El aprecio a nuestra autonomía hace difícil seguir una vocación.
Es cierto que esa impresión no siempre es verdadera. De hecho, en nuestra sociedad es muy frecuente que una persona observe y acepte el modelo de vida que le viene ofrecido por otras que aparecen en los mil espectáculos de la vida.
Es más, hoy se ha convertido en muy problemática la situación de personas que se han dejado seducir por otras a las que ni siquiera conocen. La seducción que llega a través de las plataformas sociales es muy preocupante.
“Te seguiré adondequiera que vayas”. El evangelio nos ha dejado la imagen de uno que parecía decidido a seguir tu camino. Tu respuesta era una revelación de tu pobreza, que comportaba la dificultad del seguimiento.
El texto evangélico parece incluir una cautela para las primeras comunidades. Era muy importante ayudar a los catecúmenos a hacer un serio discernimiento sobre su decisión de seguir el Evangelio.
En nuestros días muchas personas se sienten motivadas casi exclusivamente por sentimientos tan fuertes como fugaces. Concédeles la gracia de descubrirte en su camino y de seguirte con decisión y alegría.
“Te seguiré adondequiera que vayas”. Recuerdo la decisión que me acercó hasta ti. Ayúdame tú a renovar la voluntad de escuchar tu llamada, el deseo de seguirte con fidelidad y el propósito de vivir con generosidad las consecuencias de mi respuesta.
Seguirte a ti no es una condena a la esclavitud, sino una opción por la verdadera y definitiva libertad. Seguirte a ti significa descubrir el valor de la fe, la fuerza de la esperanza y el compromiso del amor. Dame tu luz y tu verdad, que ellas me guiarán. Amén.

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