MONICIÓN DE ENTRADA
Sed todos bienvenidos a la Eucaristía. Hemos avanzado en esta Pascua y así lo demuestra ya este domingo sexto del Tiempo Pascual. Hemos seguido, todo el tiempo, en la presencia de Jesús Resucitado. Hemos recorrido un importante trecho, pero la emoción no se acaba. El próximo domingo celebraremos la Ascensión del Señor y el siguiente –dentro de quince días—será Pentecostés con la llegada del Espíritu Santo que nos ha prometido Jesús. Jesús hoy nos vuelve a hablar de amor. Del suyo y del que el Padre nos profesa. Nosotros hemos de responder, tanto para Dios como para los hermanos, con el mismo amor surgido de lo más hondo de nuestro ser. Con la ayuda del Señor lo conseguiremos. Celebramos hoy, además, la Pascua del Enfermo. Vamos a vivir la Eucaristía junto a ellos, junto a esas personas mayores o enfermas que tanto nos necesitan. Nuestro amor y nuestras oraciones van por ellos.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- La primera lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles, nos alerta de las veces que cargamos a otros fardos que nosotros no somos capaces de soportar. Y eso es lo que ocurría entre los primeros fieles cristianos convertidos por Pablo y Bernabé. La discusión sobre el mantenimiento –o no—de la ley judía produjo el primer concilio de la historia: el Concilio de Jerusalén, invocando al Espíritu se evitasen cargas doctrinales innecesarias.
S.- El salmo 66 estaba destinado a cantarlo en las procesiones solemnes del pueblo judío. Refleja el deseo ardiente del salmista de que todos los pueblos alaben al Señor. Todo el santo es un canto de gran alegría y esperanza para siempre. Para nosotros puede –y debe—ser lo mismo: expresar el gozo por el que todos los hombres y mujeres de la Tierra vivan en continua alabanza para el Señor.
2.- La segunda lectura, del Libro del Apocalipsis, nos habla del luminoso y feliz mundo de la Jerusalén del cielo. Su descripción es muy bella y llena de esperanza, porque su luz es Dios y su lámpara el Cordero. Narra la realidad de ese día en el que, por fin, nos encontraremos ante el rostro de Dios.
3.- En el Evangelio de San Juan, Jesús próximo a terminar su primer periplo en la Tierra, nos promete el Espíritu Santo, el Paráclito, que nos lo enseña todo y vela por la Iglesia y por sus hijos. Pero lo más grande que nos dice es que si le amamos, Él y el Padre, vendrán a nosotros y se quedarán para siempre.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Escuchemos con atención esta breve plegaria que el padre Javier Leoz ha compuesto para estos momentos finales de nuestra Eucaristía
QUIERO ESTAR CONTIGO, SEÑOR
En las horas de luz, cuando a las claras te veo
y en las noches oscuras, al sentir que te pierdo
En las pruebas amargas, cuando eres mi bálsamo
Y en los instantes de soledad cuando avanzo sólo
Aquí me tienes, Señor, torpe y débil
pero recordando que, cumplir y amar tu Palabra,
es la mejor autopista para llegarme hasta el cielo
Amén
Exhortación de despedida
Hemos de salir con gran alegría del templo, porque hoy hemos proyectado todo nuestro amor hacia los enfermos de nuestra parroquia. El Señor Jesús y la Virgen María nos han acompañado muy especialmente en esta celebración.
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