¡ES EL SEÑOR!
La oscuridad, se convierte en luz
La esterilidad, en fruto abundante
La apatía, en dinamismo
La vergüenza, en valentía apostólica
¿No lo veis? ¿No lo sentís?
¡Es el Señor!
Y, a su voz, decimos que ¡SI!
Que merece la pena intentarlo de nuevo
Que echaremos las redes en su nombre
Que, incluso con cansancio,
nos lanzaremos aún a riesgo
de perder algo nuestro, por el camino
¡Es el Señor!
Y, cuando sale a nuestro encuentro,
es porque quiere que compartamos su vida
Y, cuando anochece en nuestros afanes,
el Señor, desde la otra orilla,
nos brinda la fuerza necesaria
¡Es el Señor!
Cuando amanece con el Señor,
todo cambia de color:
el cansancio desaparece
la mala suerte termina
el esfuerzo inútil da lugar al trabajo fecundo
¡Es el Señor!
Y, cuando uno cree en El,
en silencio cree en El, espera en El y ama en El
Y, cuando uno cree en El,
como Pedro, los ojos se ponen en El, las alabanzas, los pies en la tierra
y la barca dejada en El.
¡Es el Señor!
Y, cuando uno ama como Juan
los labios se atreven a pronunciar
lo que el corazón siente y la fe anima:
¡Es el Señor!
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