Fuente: acompasando.org
Cuando nos acostumbramos a algo corremos el peligro de seguir haciéndolo por inercia o de dejar de hacerlo en cuanto nos surgen otros planes.
A los cristianos con la Pascua, con la Semana Santa, nos puede pasar lo mismo. Para la mayoría de nuestros compañeros de clase o de trabajo, son días de vacaciones y descanso. Para otros, la Semana Santa son celebraciones populares más o menos bonitas (procesiones, imágenes…) y vamos a verlas igual que visitamos un museo o una corrida de toros…
Te invito a que esta Semana Santa, ya estés en la playa, en el campo, estudiando o descansando… dediques momentos a tomar en tus manos la Pascua de Jesús en tu vida. En definitiva: que no sea otra Semana Santa más, sino que sea lo que tú quieras que sea. ¿Puras vacaciones? Estas en tu derecho. ¿Unos días de mayor encuentro contigo mismo acompañando a Jesús? Él te está esperando. Seguro… ¿Querrás darle una oportunidad en estos días?
Te sugiero…
Las cosas importantes necesitan tiempo. Esto también. En esta Semana Santa, ¿cuánto tiempo vas a dedicar cada día a entrar en Internet? ¿Y a escuchar música? ¿Y a hablar con tus amigos? Bueno, pues dedica una cuarta parte de ese tiempo a entrar en sentido cristiano de la Pascua. Mi propuesta…
- Guarda cada día esos minutos (los que tú te marques) a una hora concreta y en un lugar concreto. Por ejemplo: serán 10 minutos antes de acostarme cada noche, en mi habitación, justo antes de tumbarme (por no dormirme). Si algún día voy a salir y me acostaré tarde, guardaré esos 10 minutos antes, después de comer… Es un ejemplo; tú decides el tuyo.
- Lee los textos de ese día y si puedes las lecturas; puedes encontrarlas en muchos sitios. Por ejemplo: Lee las lecturas. Quizá haya cosas que no entiendas. No importa. Señálalas para hablarlo con alguien que pueda ayudarte. Y mientras tanto, sigue con aquello que te dice algo…
- Después, quédate en silencio, subraya… Y elige cada día una o dos frases que más te hayan llegado por dentro.
Comienza la Semana Santa
¿Qué es lo más grande que alguien ha hecho por ti? ¿Qué significa para ti la amistad?
¿Cuándo has experimentado la fidelidad de alguien costara lo que costara, a las buenas y a las malas?
¿Quién ha creído en ti por encima de todo? ¿Quién se fía tanto de ti que siempre espera algo de ti?
Jesús de Nazaret, el Cristo, el hijo de María y de José. Entramos en la Semana Santa, en la Semana donde recordamos lo que Él quiso significar para nosotros y donde nos expresa con la vida misma lo que significamos para él.
No desaproveches los días previos al Triduo desde el Domingo de Ramos hasta el Jueves Santo, busca momentos para preparar tu corazón, busca momentos para que el paso de Jesús no te sea indiferente.
En Jesús, Dios deja de ser algo lejano, fuera de ti. Con Jesús, Dios nos revela lo único que te pide: tu amistad. ¿Por qué no te lo planteas así estos días? No quiere tus sacrificios, no quiere tus rezos repetidos, no quiere tus cumplimientos. Pero tampoco quiere que vivas como si Él no existiera. Te está esperando.
Te espera para cenar contigo el Jueves Santo en la Última Cena; te espera en el Huerto de los Olivos, muerto de tristeza; te espera en la Cruz el Viernes Santo cuando todo parece que no tiene sentido y es un engaño; te espera el Sábado Santo cuando no sabemos qué pensar ni dónde encontrar a Dios; te espera el domingo de Resurrección, vivo y bien vivo para siempre. Dios te espera siempre y como un amigo a su amigo, te dirá: sabía que vendrías, antes o después, sabía que vendrías. Nuestro amigo no está muerto, no se queda en la muerte. Celébralo.
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