“ESTE ES MI HIJO , ESCUCHADLO”
Con estas palabras , el Evangelio de este segundo Domingo de Cuaresma nos relata el acontecimiento glorioso de la Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor.
Unos pobres hombres , pescadores ignorantes , fueron elegidos por Jesús para ser sus amigos , y los testigos de su Gloria . Allá , en el Monte Tabor, sucedió una nueva Epifanía . Igual que la noche Santa de Navidad o en la Visita de los Reyes Magos. Dios manifiesta que bajo su apariencia débil y humana , se encierra la grandeza de Dios con su fuerza y su poder.
Cuántas veces necesitamos recordar esta Epifanía ; recordar que nuestro Dios, nuestro Padre, es un Dios que se ha vestido de humanidad pero que interviene y actúa pese a nuestra pobreza.
En este mundo tan acostumbrado a lo visual , imaginemos por un momento esta estampa preciosa de Jesús vestido de Majestad y Gloria en un monte sencillo y cotidiano para los apóstoles ….debió de ser grandioso .
Hoy también Jesús se transfigura y podemos ver su fuerza y su Gloria en el rostro del anciano sólo ,cuando le regalamos nuestra sonrisa , en las manos del niño abandonado cuando le sujetamos con fuerza y en la mirada agradecida de nuestros compañeros de camino cuando les levantamos de sus caídas y les brindamos una segunda oportunidad.
Con Fe y Espíritu agradecido le pedimos hoy al Señor que nos ayude a ver su rostro en los rostros de aquellos que más nos necesitan .
¡FELIZ DOMINGO DE LA TRANSFIGURACIÓN!
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