Primera lectura: (Éxodo 3,1-8a.13-15)
Marco:Este relato de la zarza ardiendo y la revelación del Nombre divino es uno punto central de la revelación de Dios orientada a la salvación de su pueblo. Dios se revela a Moisés como quien sigue comprometido en proteger y guiar a su pueblo como los hizo con los patriarcas.
Reflexiones
1ª) ¡Dios escucha siempre el clamor de los oprimidos!
Dijo Dios: Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores... El primer elemento es la vocación de Moisés como intermediario de Dios para liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto. Dios se elige y se prepara su propio enviado. Dios se hace presente compartiendo de alguna manera el sufrimiento de su pueblo. Encontramos elementos de dos tradiciones: yavista, con su realismo plástico (1-5.16-20) y elohísta (6.9-15) con su sobriedad teológica. Referencia a la promesa hecha a los patriarcas. En la acción salvadora y protectora de Dios no ha habido fisuras. En la experiencia y reflexión creyente de Israel hay una cosa firme, a saber, la continuidad del proyecto de Dios. Misteriosamente unas veces, paradójicamente otras, pero Dios sigue siendo el protector de su pueblo. Esa fe y esa experiencia del pueblo dinamizan su esperanza. En una historia humana quebrada por múltiples flancos, se teje una historia salvífica teleológica o lineal y sin fisuras dirigida por Dios que está presente en los momentos claves y más desconcertantes. ¡Dios es así cuando dirige la historia de los hombres!
2ª) ¡Dios se revela en la historia de la salvación!
Así dirás a los israelitas: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a vosotros. En la revelación del Nombre divino debemos poner especial atención. ¿Qué revela Dios a Moisés? ¿Revela, directa y expresamente, su esencia divina? Éste no es el proceder habitual en la historia de la salvación. Si leemos el texto detenidamente, comprenderemos que el ser de Dios queda detrás como sosteniendo todo el conjunto. Pero en primer lugar aparece la significación del Nombre; es lo que se afirma en el versículo 15, clave para entender el conjunto. Dios se presenta a Moisés, ante todo, como el Dios fiel y misericordioso que estuvo presente dirigiendo la historia de los patriarcas. Es el mismo Dios que protegió y salvó a los padres de su pueblo, a los patriarcas. Y ahora asegura que lo seguirá haciendo con él y con su pueblo esclavizado en Egipto. Ésta es la garantía para Moisés. Diríamos que se trata de una comprensión dinámica de Dios que supone su ser. Pero no sería su propia naturaleza la que aparecería en primer lugar, sino más bien su actuar. Los hebreos no deducen por abstracción de lo sensible a lo insensible o invisible, sino que proceden por abstracción temporal: a partir de lo que Dios realiza en la historia descubren lentamente lo que es Dios en su intimidad infinita y eterna. También los hombres de nuestro tiempo necesitan los signos del actuar de Dios por medio de su Iglesia para acercarse a Él que la dirige y da sentido. Esta es nuestra tarea para los hombres de nuestro tiempo: mostrarles el rostro de un Dios que ama al hombre y desea su salvación. Un rostro de Dios convincente y atrayente.
Segunda lectura: (Corintios 10,1-6.10-12)
Marco: Esta carta se escribió para responder a una serie de preguntas y cuestiones que le plantean a Pablo sobre problemas reales que vive la comunidad; y, por otra parte, contiene intervenciones de Pablo para atajar defectos graves que la comunidad de Corinto padece. Pues bien, el c. 10 forma un conjunto con los capítulos 8 y 9, que tienen como tema general el problema de cómo actuar ante lo sacrificado a los ídolos. La lectura se centra en el tema de las lecciones de la historia de Israel.
Reflexiones
1ª) ¡Los dones de Dios son gratuitos y exigen una respuesta coherente!
Nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual y todos bebieron la misma bebida... Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios. El fracaso de la historia de Israel, en opinión de Pablo, fue la presunción y el orgullo nacional; el haberse centrado en sí mismos y haber olvidado la vocación primera, a saber, ser un signo de bendición para todas las gentes. Es la primera parte de la lectura. Todos participaron de los signos de la providencia para con ellos, pero no participaron de la fe-esperanza de Abrahán. Porque no se apoyaron en Dios. Estas cosas sucedieron en figuras para nosotros para que no codiciemos lo malo como ellos lo codiciaron. Las realidades del AT son "tipos" queridos por Dios para la comprensión y valoración de nuestra salvación. Y así lo entienden los autores del NT: Pablo lo inculca en repetidas ocasiones (1Cor 6,11; 9, 9s; Rm 4,23s; 5,14; 15,4); es más, algunos escritos en su totalidad, como el cuarto evangelio y la carta a los Hebreos, se fundan con frecuencia en una lectura tipológica del AT. Es necesario permanecer firmes en la confesión de la fe tanto en la traducción coherente en lo cotidiano como en los momentos solemnes de confesión ante los tribunales. Pablo piensa aquí en las dificultades por las que pasa la comunidad y les previene contra el peligro del abandono. La fe exige tenacidad; las promesas exigen longanimidad que es compañera inseparable de la esperanza.
2ª) ¡La figura, la promesa y el cumplimiento!
Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron nuestros padres... Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado! no caiga. Para el creyente, la fe no es privilegio, es un don que se ha de traducir en coherencia de vida. La fe es dinámica y exigente. Es mucho lo que promete y es mucho lo que exige. En nuestra experiencia y en nuestra predicación deberíamos insistir en el peligro de refugiarse en alguna forma de privilegios que creemos deducibles del ser creyentes. Estamos en un mundo que pide signos fiables y creíbles. Y uno de ellos es tomar en serio el ser creyente. En mi opinión debería insistirse en que Dios quiso un tiempo de pedagogía. Que aquellas manifestaciones pedagógicas no han perdido su valor. Que pueden representar un camino hacia una fe adulta. Este equilibrio ayudaría a los creyentes a estimar tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Que el trayecto que hay que recorrer desde la figura al cumplimiento es un camino a realizar.
Evangelio: (Lc 13, 1-9)
Marco: Se enmarca en el largo y prolongado viaje hacia Jerusalén. Este viaje es una composición lucana. Con esta presentación quiere ofrecer una interpretación de la experiencia del discipulado como un largo viaje detrás y junto a Jesús. El interés central de esta sección es describir los rasgos del auténtico creyente y de la verdadera comunidad cristiana. La lectura se centra en el tema de la urgencia de conversión, incluyendo una parábola para clarificarlo.
Reflexiones
1ª) ¿La enfermedad y la muerte violenta son un castigo por el pecado?
¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? En la tradición bíblica veterotestamentaria nos encontramos frecuentemente con la convicción de que la salud es un signo de bendición y lo mismo una vida larga; en cambio, una muerte prematura y la enfermedad son signos de estar en enemistad con Dios. Acaso el libro de Job fuera el mejor exponente de esta concepción del premio o castigo que prevalecía en la antigüedad judía. Los justos son agradables a Dios y Dios los preserva del sufrimiento y de la muerte prematura o violenta. Los justos mueren llenos de días y habiendo alcanzado una venerable ancianidad. Para la comprensión de este evangelio que proclamamos hoy es también necesario observar el hecho de que se trate de galileos. De Galilea surgieron, en tiempos de Jesús, muchos movimientos violentos y revueltas para liberarse del duro yugo romano. Estos galileos pudieron pertenecer a alguno de esos grupos que subían a Jerusalén con motivo de las grandes fiestas y aprovechaban la oportunidad para llevar a cabo sus proyectos revolucionarios de liberación.
2ª) ¡Es necesario e imprescindible el cambio personal para entrar en el Reino y en la salvación!
Si no os convertís, todos pereceréis lo mismo... Ya en el programa de la misión de Jesús, recogido y transmitido por Marcos, está presente esta invitación al cambio profundo de actitudes (Mc 1,14s). Para entrar en el reino, oferta definitiva que Dios hace a la humanidad, es necesario retomar el camino del hombre allí donde se quebró su trayectoria: en el momento de la rebeldía contra Dios (sentido del pecado en el paraíso). Ahora es necesario retomar el hilo en aquel punto cambiando radicalmente de actitudes frente a Dios, frente al hombre, frente al mundo. El hombre se excluye de la salvación cuando toma decisiones libres al margen de este proyecto de Dios. La muerte es la consecuencia de esta actitud de separación del hombre de la fuente de la vida que es Dios. Jesús reconduce la atención de los hombres a ese punto inicial y original que llamamos protología. Jesús centra al hombre de nuevo y le abre nuevas perspectivas y motivaciones para la comprensión de Dios, de su propia vida, del sentido de la humanidad y del mundo. Establece una nueva y definitiva relación con Dios, es decir, la de un hijo libre en la casa de su Padre con todas las consecuencias de seguridad y de comportamiento. Hoy como ayer es necesario proclamar que Dios no esclaviza a los hombres nunca, ni siquiera cuando se trata de su salvación y su liberación de la muerte. Dios espera siempre del hombre una decisión libre, porque Él lo ha creado libre. Sólo así puede desarrollar sus verdaderas decisiones ante la historia y ante Dios. Porque en realidad para Jesús sólo es libre quien busca siempre y sinceramente la verdad y se decide por el bien con toda su seriedad.
3ª) ¡La reconfortante paciencia del viñador!
Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás. Se trata de una parábola de Jesús. Por tanto hay que buscar ese nexo entre el relato y la vida religiosa que pretende ilustrar y que llamamos moraleja. Pues bien, se trata de una invitación a la vigilancia más estricta y a la atención más escrupulosa ante el anuncio de salvación aportado por Jesucristo porque es el último enviado de Dios. Para Dios no hay otros privilegios que la respuesta fiel y amorosa del hombre a la oferta que le hace a través de Jesús, su Hijo. Todo otro recurso es vanidad. Sólo la interioridad del hombre frente a Dios hará posible la salvación definitiva que se le ofrece. Se subraya intensamente que Dios tiene una infinita paciencia, pero la propia Escritura nos advierte que no podemos abusar de ella. Pablo nos recuerda que de Dios nadie se ríe. Obsérvese también cómo se hace presente la fuerza de la intercesión de los unos por los otros ante un Dios que está siempre dispuesto a escuchar a los que le suplican. El labrador ruega al dueño de la higuera que espere un año más. Él va a dedicar especiales cuidados agrícolas para que la higuera pueda repuntar y prometer nuevos y abundantes frutos. El dueño cede a esa petición y espera un año más con la advertencia de que espera esos frutos de respuesta a sus dones.
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