Cada mañana sales al balcón
y oteas el horizonte
por ver si vuelvo.
Cada mañana
bajas saltando las escaleras
y echas a correr por el campo
cuando me adivinas a lo lejos.
Cada mañana
me cortas la palabra,
te abalanzas sobre mí
y me rodeas con un abrazo redondo
el cuerpo entero.
Cada mañana
contratas la banda de músicos
y organizas una fiesta por mí
por el ancho mundo.
Cada mañana me dices al oído
con voz de primavera:
«Hoy puedes empezar de cero».
P. Loidi
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