Entrada: Con la celebración de la fiesta del Bautismo del Señor hemos iniciado el “tiempo Ordinario”, sin embargo, la liturgia de este domingo aún se sigue haciendo eco de la manifestación del Señor. De manera especial en el relato del Evangelio que nos ofrece el episodio de las Bodas de Caná. Dispongámonos, pues, a vivir este encuentro con la Palabra, entrando en un proceso de conversión y orando por nuestros sacerdotes que vivirán esta semana su retiro espiritual, que sea un tiempo de gracia y renovación sacerdotal.
Lecturas: El profeta Isaías nos presenta a Jerusalén como la novia con la que el Señor quiere contraer matrimonio. Esos desposorios, anunciados por los profetas, se han hecho realidad en Jesús, que riega su banquete de bodas con el mejor de los vinos para celebrar así que la gloria de Dios habita en medio de este mundo. Escuchemos con mucha atención.
Ofrendas: Con el pan y el vino, ofrezcamos al Señor nuestras tristezas y dificultades, para que, por intercesión de la Santísima Virgen María, se conviertan en gozo para nuestras vidas.
Comunión: Acerquémonos ahora a recibir a Cristo, el esposo que quiere ocupar un lugar privilegiado en nuestros corazones.
ORACIÓN UNIVERSAL
Queridos hermanos: elevemos nuestra suplicas al Padre, con la confianza que nos da sabernos llenos de su amor y miembros de su Iglesia. Digamos: Te rogamos, óyenos.
1. Por la Iglesia extendida por todo el mundo, para que el Señor le conceda la paz, la unidad y la alegría de la fe. Oremos al Señor
2. Por los gobernantes de nuestro país, para que implementen políticas que construyan la unidad, la solidaridad y el progreso de todos los pueblos. Oremos al Señor.
3. Por la Iglesia que celebra este camino sinodal, para que juntos en los próximos meses con base en la escucha conjunta de la Palabra de Dios y en la celebración de la Eucaristía, construyamos una Iglesia más unida. Oremos al Señor.
4. Por todo el presbiterio de la arquidiócesis, para que la experiencia del retiro espiritual que vivirán esta semana, los fortifique en su caminar de perfección y de pastoreo del pueblo que se les ha confiado. Oremos al Señor.
5. 5. Por los que nos hemos reunido a celebrar esta Eucaristía, para que escuchemos atentamente la petición de la Madre de Dios que nos dice: “hagan los que Él les diga.” Oremos al Señor.
Padre, tú aprecias la obediencia de tus hijos y nos concedes el vino de la alegría en abundancia, acoge las peticiones que te hemos dirigido con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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