Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
Segundo domingo tiempo ordinario-C- (Jn 2,1-12)
Narrador: En aquel tiempo había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí, Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
NIÑO1: ¿Y qué tiene que ver una boda con Jesús?
NIÑO2: Pues yo pienso que si invitaron a Jesús hizo bien en acudir; además, ¿no has oído que estaba también su madre?
NIÑO1: Sí, y los discípulos, que eran doce. ¡Vaya gasto para los novios!
Narrador: Tenéis razón. Era costumbre invitar a todos los parientes y amigos, y las celebraciones duraban varios días. Los invitados comían, bebían, bailaban...
NIÑO2: ¿Jesús también? Yo no me lo imagino.
Narrador: Desde luego que sí; le gustaba ver feliz a los demás y participar en su alegría. Pero, pasados los primeros días surgió un problema.
NIÑO1: Ya me lo imagino. Con tanta gente, seguro que se terminó la comida.
NIÑO2: ¡Vaya corte! Eso sí que sería demasiado.
Narrador: Sí. Los novios no tenían mucho dinero, y el vino, que solía beberse en abundancia, comenzó a escasear. Escuchad lo que dijo el criado:
CRIADO: Nos estamos quedando sin vino, y la gente sigue pidiendo. ¡Más vino, queremos más vino!
MARÍA: Jesús, hijo, no les queda vino.
JESÚS: Tranquila, mujer; nosotros somos invitados. ¡Qué nos importa a ti y a mí! Mira, todavía no ha llegado la hora de manifestarme.
MARÍA: Vosotros, los que servís la mesa. Haced lo que Él os diga.
JESÚS: ¿Tenéis tinajas grandes?
CRIADO: Sí, tenemos seis tinajas que son para las purificaciones. En ellas caben lo menos cien litros de agua.
JESÚS: Está bien. Id y llenadlas de agua hasta el borde. Una vez llenas, lleváis un vaso al mayordomo para que lo pruebe.
Narrador: El mayordomo probó luego del vaso, lo paladeó apreciando el contenido, y se fue en busca del novio.
Mayordomo: Todo el mundo pone primero el vino bueno y deja el malo para el final, cuando todos están ya bebidos.
NOVIO: ¡Claro!, así debe ser.
Mayordomo: Entonces, no entiendo por qué mandas tú sacar ahora el vino mejor.
NOVIO: ¿Yo...? ¡No entiendo nada! Si no debía quedar más vino...
Narrador: Y así fue, cómo en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus signos. Así manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos. Creyeron más en Jesús. Después bajó a Cafarnaún con su madre y sus discípulos. Pero no se quedaron allí muchos días.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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